Buenos Aires, (EFE).- Las momias de tres niños incas sacrificados a los dioses del imperio hace 500 años y conservadas por el frío de los Andes tan perfectamente que parece como si estuvieran dormidos son el centro de un nuevo museo en Argentina.
El Museo de Arqueología de Alta Montaña abre sus puertas en la provincia argentina de Salta (norte del país), pero la momias "mejor conservadas del mundo" aun no están en exhibición.
La razón es que está pendiente de desarrollo un exhibidor que permita mantener los cuerpos a una temperatura de 18 grados bajo cero con una humedad del 40 por ciento, tal como estaban cuando se encontraron hace cinco años, según explicó a la prensa el jefe del área de Investigación del museo, Christian Vitry.
Sin embargo, sí pueden verse ya los objetos y ofrendas con los que fueron enterrados los "Niños de Llullaillaco", entre los que se encuentran cucharas labradas, platos con cabeza de pájaros, muñecos y pequeños soldados de juguete.
Tanto "La Niña del Rayo", de seis años, "La Doncella", de 15 años, y "El Niño", de siete años, como el ajuar han sido sometidos a estudios e investigaciones arqueológicas desde 1999.
Cien de los 146 objetos encontrados junto a los pequeños fueron puestos en exhibición, luego de un arduo trabajo de descongelación y conservación, ya que "todos están en la posición que originariamente tenían en el enterramiento".
Las tres momias junto con las ofrendas de diversos materiales que acompañaban a los niños fueron hallados en marzo de 1999 por una expedición científica, encabezada por Johan Reinhard y Constanza Ceruti, que llegó a los seis mil 700 metros de altura sobre el nivel del mar, a la cumbre del volcán Llullaillaco.
Actualmente, las momias de los niños, protegidas por un amplio sistema de seguridad, sólo pueden ser vistas por investigadores que realicen estudios "no invasivos", puntualizaron integrantes del museo.
El museo, que fue inaugurado anoche por las autoridades de la provincia, recrea la cultura milenaria incaica con las estatuillas de oro y plata, conchas marinas, plumas de colores brillantes, los tejidos y la música andina de las que puede disfrutar el público.
"Este es el lugar donde podemos afianzar el vínculo con los antepasados, donde podemos reflejarnos en el espejo mágico de la historia. Acá debe reinar el respeto por las culturas antiguas, por el lazo que nos une con los pueblos y con aquellos que piensan diferente", afirmó el gobernador de Salta, Juan Carlos Romero.