EFE Y EL PAÍS
WASHINGTON, EU.- El auge de la inmigración indocumentada ha convertido el tráfico ilegal de personas en un lucrativo negocio que mueve anualmente unos diez mil millones de dólares.
Así consta en un informe realizado por el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de la ONU, y que supone uno de los análisis más exhaustivos sobre los movimientos de los flujos migratorios y sus consecuencias en el mundo actual.
En términos generales, el informe establece que en el año 2000 -el último con datos disponibles- en el mundo había un total de 175 millones de personas viviendo fuera de sus países, una cifra muy elevada en comparación con los 80 millones de los años setenta, o los 100 millones de los años ochenta.
No obstante, estas cifras pueden estar por debajo de las reales, ante la constatación de que la migración no autorizada es difícil de medir.
En algunos países, como en Estados Unidos, se cree que hay unos siete millones de inmigrantes ilegales, la mitad de ellos mexicanos, de un total de 35 millones de residentes extranjeros.
La Oficina Internacional del Trabajo (OIT) ha utilizado esta misma proporción -uno de cada cinco- para deducir que en el año 2000, en Europa Occidental, había 3.5 millones de emigrantes "sin papeles", de un total de 22 millones de residentes extranjeros.
La ONU considera en su informe que cerca de la mitad de los trabajadores indocumentados acceden a los países de destino mediante el contrabando y el comercio ilegal de personas, "un negocio ilegal cuyas ganancias son de unos diez mil millones de dólares al año".
Estas cifras, según explican el informe, revela la importancia de los flujos migratorios que se producen en el mundo, así como su influencia en la composición económica, social y demográfica.
De los 175 millones de emigrantes que hay en el mundo, 110.3 millones se concentran en países desarrollados, mientras que el resto, 64.6 millones, se encuentra en naciones en vías de desarrollo.
Por áreas geográficas, la mayor parte de los emigrantes eligen como destino a Asia (43.8 millones), seguido de Estados Unidos y Canadá (40.8 millones), Europa (32.8 millones) y la antigua Unión Soviética (29.5 millones), según datos del 2002.
Los países de América Latina y el Caribe acogen a 5.9 millones de emigrantes, un volumen relativamente bajo si se compara con los grandes flujos que recibía a principios de siglo, especialmente en países como Argentina y Uruguay.
Según explica el informe, en las últimas décadas se ha producido un cambio de tendencia en los flujos migratorios, que ahora se dirigen hacia economías más desarrolladas, como la estadounidense o la europea.