Teheran, (EFE).- Los calores del verano no sirvieron de excusa a 51 mujeres que corren el peligro de ser azotadas tras haber sido detenidas en Irán por "llevar el velo mal puesto", algo que el régimen islámico considera "una inmoralidad pública".
Las detenciones se produjeron en la ciudad de Gilan, donde se arrestó a 32 mujeres, y la de Rasht, en la que se apresó a 19, en ambos casos en el norte del país y en aplicación del conocido como "Plan de Lucha contra las Inmoralidades Publicas", informó la Agencia Estudiantil de Noticias de Irán, ISNA.
Las detenidas ya han sido remitidas a las autoridades judiciales de las dos localidades para que sean juzgadas por no llevar adecuadamente el velo islámico sobre la cabeza, de acuerdo con la normativa establecida tras la Revolucion Islamica de 1979, liderada por el fundador del régimen teocrático, ayatola Jomeini.
Según esa normativa, los jueces pueden ordenar que las detenidas sean azotadas, sobre todo en el caso de que sean reincidentes.
Las normas de conducta pública del sistema islámico fueron celosamente aplicadas por las guardias revolucionarios o pasradanes durante las dos primeras décadas del régimen, aunque se han ido suavizando con la llegada en 1997 a la presidencia del reformista Mohammad Jatami, gracias sobre todo al voto femenino.
No obstante, las autoridades recurren desde entonces a la mencionada normativa durante los meses del verano, cuando las mujeres tienden a retirarse el prescriptivo velo hacia atrás para despejarse la frente ante las altas temperaturas, lo que deja al aire el inicio del cuero cabelludo.
La detención de mujeres con el velo mal puesto es relativamente frecuente durante el periodo estival en Teheran, que es la ciudad más cosmopolita y en la que menos se respetan las estrictas normativas establecidas por el Gobierno islámico.
Pese a que el deseo de las autoridades es que todas las mujeres lleven chador -una túnica negra que cubre el cuerpo de la mujer y no deja adivinar sus formas, de la cabeza a los pies-, la mayoría de las capitalinas, sobre todo las jóvenes, prefieren limitarse a ponerse solo un fular para cubrirse el pelo.
Aunque ahora en entredicho, la permisividad de los reformistas ha propiciado además la introducción en los últimos años de modas hasta entonces inéditas -y de las que son fervientes partidarias muchas adolescentes que pasean por los centros comerciales de Teheran-, como los vestidos y pantalones ajustados que dejan fantasear sobre la silueta del cuerpo.
El "ultimo grito" en esa tendencia "vanguardista" entre las mujeres es llevar sandalias, que permiten enseñar al menos las uñas de los pies, cuidadosamente pintadas de un rojo intenso, algo que no estaba en modo alguno previsto cuando se dictó la normativa moralizante, por lo que no está incluido en la misma.
Oficialmente, el velo islámico es de uso obligado para todas las mujeres que salgan a las calles en este país, ya sean iraníes o extranjeras, aunque estas ultimas no son tan perseguidas, ya que el gobierno esta deseoso de promover la industria del turismo como una jugosa fuente de ingresos.
