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Muñoz Leos/Jaque Mate

Sergio Sarmiento

“Incluso un paranoico puede tener

enemigos” Henry Kissinger

La renuncia de Raúl Muñoz Leos era inevitable, pero eso no significa que no hayamos perdido a un buen director general de Petróleos Mexicanos. Muñoz Leos, quien trabajó toda su vida previa en el sector privado, introdujo nuevos criterios de eficiencia en Pemex; pero al final cayó víctima de su propia ingenuidad política.

Varios indicadores objetivos señalan la mejoría de Pemex en los últimos años. En particular el monopolio dejó de vivir de las reservas acumuladas en el pasado.

A pesar de que la empresa es objeto de un constante y perverso saqueo por parte del Gobierno Federal, el cual convierte en pérdidas lo que deberían ser ganancias, Muñoz Leos aumentó la producción de crudo en un 13 por ciento y la de “crudo equivalente” (crudo, gas asociado, gas seco y líquidos) en un 25 por ciento. La tasa de reposición de reservas se incrementó de apenas 17 por ciento a lo que se espera sea un 60 por ciento en este año. Esta tasa de reposición sólo puede obtenerse con nuevas inversiones en exploración y desarrollo.

El número de pozos de exploración, 31 en el primer semestre de 2001, pasó a 50 en el mismo período de 2004. Los 155 pozos de desarrollo de los seis primeros meses de 2001 se duplicaron a 322 en la primera mitad de 2004.

En gas natural, el inicio de la explotación de los yacimientos de Burgos, en Coahuila, gracias a los Contratos de Servicios Múltiples, cambió de manera muy positiva las perspectivas de la empresa.

La caída de Muñoz Leos se debió a razones que no tuvieron nada qué ver con el desempeño de la empresa. Una de ellas fue el convenio firmado con el Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM) que le daba a esta organización 7,782 millones de pesos para gastos de vivienda, festejos y otras prestaciones especiales.

La otra razón fue la revelación de que la esposa de Muñoz Leos tuvo dos operaciones plásticas pagadas por el seguro que Muñoz Leos tenía como funcionario de Pemex.

Muñoz Leos compró paz laboral en Pemex con el acuerdo en un momento en que la administración pública estaba enfrentada al STPRM por las investigaciones sobre el Pemexgate. Buena parte de las ventajas que ese contrato otorga al sindicato son legales y no son muy distintas a los beneficios que se otorgan a sindicatos de otros monopolios paraestatales. El convenio implicaba, en buena medida, entregar al sindicato prestaciones que se habían acordado en años anteriores.

Para Pemex esa compra de paz sindical resultaba barata. La empresa tiene ventas tan elevadas que los 7,782 millones de pesos en prestaciones sindicales adicionales son relativamente poca cosa. Tan sólo en el primer semestre de 2004 Pemex tuvo ventas totales por 351,500 millones de pesos. En todo 2003 la empresa registró ventas por 625,400 millones de pesos. El rendimiento antes de impuestos, que sería la utilidad de Pemex si fuera una empresa privada, fue de 339,800 millones de pesos. El costo del convenio con el sindicato parecían un precio módico a pagar por la paz laboral.

En el perverso sistema de explotación de Pemex, de hecho, de nada le sirve a la empresa tener un buen rendimiento. Si la empresa aumenta sus utilidades, el saqueo del Gobierno Federal simplemente aumenta. Es así que en 2003 el rendimiento de 339,800 millones de pesos se convirtió en una pérdida neta de 40,600 millones de pesos. A Pemex le conviene gastar más antes que permitir que el dinero se lo lleve Hacienda. La inversión en prestaciones para los trabajadores que redujeran la militancia del sindicato se antojaba, en estas condiciones, razonable.

Sin embargo, el sindicato no tiene un sistema de rendición de cuentas, por lo que el dinero con el que se queda puede utilizarse para mil cosas, como patrocinar a partidos políticos y no para el beneficio de los trabajadores.

Otro problema es que el acuerdo legitimaba las entregas de 1,500 millones de pesos que la empresa le dio al sindicato en 2000 y que terminaron en una cuenta bancaria en Nueva York y en un ilegal apoyo económico a la campaña electoral del PRI.

En cuanto a las cirugías estéticas, no hay mucho qué decir. A pesar de que se ha argumentado que una de ellas, la de los párpados, quedaba incluida dentro de las intervenciones que legítimamente podría cubrir el seguro, la otra, una liposucción, no lo estaba al parecer. El hecho es que el propio Muñoz Leos haya decidido cubrir los gastos de su bolsillo un año y medio después, cuando parecía que alguien iba a filtrar la información, señala que él mismo no se sentía tranquilo con ese gasto.

Diferencias

En Estados Unidos, a diferencia de México, se dan a conocer encuestas de opinión el mismo día de la elección. Las campañas continúan, por otra parte, durante toda la jornada.

Correo electrónico:

sergiosarmiento@todito.com

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