Espectáculos Miss Universo 2025 Miss Universo Christian Nodal Julión Álvarez

Nada le gusta más que actuar a Diego Luna

El País

MADRID, ESPAÑA.- Es un tipo realmente simpático y divertido Diego Luna (septiembre de 1979). Nunca pierde la sonrisa, sincera. Nada le puede gustar más que el trabajo de actor -y lo que le rodea-, al que se dedica desde que tiene siete años y con total desenvoltura, como si siempre estuviera en el salón de su casa, jugando en terreno propio. Le encanta “platicar” de y del cine, en especial del mexicano.

Alto, esbelto y de rostro delicado y algo aniñado, que intenta endurecer con un ligero bigotito y una barba poco crecida. Fuma como una chimenea, haciendo honor al título Nicotina de la película que rodó hace un año de reciente estreno en España, tras su buena acogida entre el público joven en el último Festival de San Sebastián.

-Parece que su padre, profesional del teatro, cometió un grave error de cálculo cuando, para desanimarle de su vocación de niño, le habló mal a usted de los actores…

-(Risas). Pues, sí... mira qué chistoso... y eso que lo intentó todo..., pero yo estaba enganchado ya cuando tenía seis años, siete; nos fuimos a una gira con una ópera adaptada al teatro, se llamaba Doña Giovanni, eran dos mujeres haciendo de Don Giovanni... yo me sorprendía viendo ensayos cinco horas, olvidándome de comer nada más por ver cómo se divertían… ¡qué padre me resultaba ya aquello! Yo entonces admiraba a actores como Giménez Cacho (quien precisamente está en el reparto de Nicotina), ¡él es uno de los grandes responsables de que yo sea actor!

-¿No era actuar, entonces, algo así como un juego para usted?

-Cuando hice mi primera obra tenía siete años y, efectivamente, aquello entonces era como un juego, más que una profesión… Creo que lo de actuar para mí siempre ha estado relacionado con la idea de contarle mentiras a la gente... ¡Yo era muy mentiroso de niño! Además, era un niño muy gordo, y para evitar que se metieran conmigo yo ya hacía mis escenitas donde fuera, aunque no pagaran por verlas…

-Y sin darse casi cuenta acaba haciendo una serie en la televisión, El Abuelo y Yo…

-Hacíamos teatro, pero ese teatro que no te hace famoso en México, del que es difícil vivir y, de repente, a los 12 años se nos abrió a mí y a Gael García Bernal el chance de hacer tele, tenía una cosa que era padre, que era esa sensación de que no actúas para ti sólo, y me encontré también disfrutando, porque creo que si hacemos esto, si contamos historias es porque queremos que la gente las escuche. Cada vez más me doy cuenta que a mí lo que me gusta es estar en el set, todo ese proceso que la gente no ve, todo ese proceso de error, acierto, error, error, error, acierto... y ese camino que es como una exploración también para dentro, ¿no?

-Hizo otras tres series de televisión y algún papel en teatro mientras iba creciendo en edad y en profesionalidad. Rodó también antes de Y tu Mamá También cinco películas; ¿destacaría alguna de ellas?

-En El Cometa (1998) me sentí bien; trabajé con Carmen Maura. Mi trabajó dejó definitivamente de ser un juego... empecé a entender que era sólo una pieza dentro de un amplio engranaje y la responsabilidad de un trabajo conjunto; consciente de que mi trabajo iba a repercutir en mi futuro... y tomé la decisión de dejar de hacer televisión y creo que eso fue un muy buen paso porque llevo ahora ya cuatro años sin hacer tele y me ha dado tiempo de disfrutar más lo que hago.

-Pero antes que Y tu Mamá También (2001) fue Julian Schanabel el que le ofreció trabajo en Antes que Anochezca (2000).

-Sí. Hizo un casting en México, fue allí a buscar actores porque iba a filmar allá y me lo ofreció, fue muy duro darme cuenta que había que prepararse tan duro para trabajar en otro idioma. Me costó cinco tomas poder decir mis parlamentos, estaba muy nervioso; de repente me di cuenta de que para actuar en inglés no es sólo saberte las líneas, sino aprender a pensar en otro idioma, eso es muy difícil. Pero del proyecto lo que más me seducía era conocer, ver trabajar a Javier Bardem, que es uno de los actores que más admiro porque te enriquece verle trabajar.

-Y luego llegó la gran oportunidad de Y tu mamá también y la constitución de un trío con mucha magia, con Maribel Verdú como eje principal. Con una pareja tan hecha como la vuestra la incorporación de una tercera persona, por fuerza, era algo así como una adopción, ¿no?

-Pues algo así. Maribel fue pasando por el proceso que en la película pasan los personajes, nos fuimos conociendo, de repente ya estábamos en medio de un pueblo donde no había nada y donde la situación te obliga a relacionarte, empezó a haber un intercambio, menos de fluidos, como el que hay en la película y más intelectual, hablamos con el corazón. No es una película en la que te pudieras levantar, llegar a trabajar e irte a dormir a tu cuarto y desconectar de la gente, del clima... vivimos una realidad maravillosa por tres meses, de hecho fue muy difícil cuando se acabó. Y con Maribel… fue muy bueno... la adoptamos hasta donde Pedro, su marido, nos dejó.

-¿Y cómo afrontó Frida (2002) producida por Salma Hayek, una película que le tocaba de cerca por ser una gloria nacional mexicana?

-Pues sí, la verdad es que es una película mexicana muy distinta. Fue la primera vez que me sentí bien trabajando en otro idioma, ¿no?, y fue una película importante porque la figura de Frida me tocaba especialmente cerca; mi papá hizo la primera película que se hizo sobre ella. Yo vivía en Cuello Cana, muy cerca del museo de Frida y mi papá me hablaba de ella. Cuando le dije que iba a hacer de Alejandro Gómez Arias, me platicó mucho de él. Era un gran honor poder hacer ese personaje tan importante para la Universidad de México, aunque una mujer que lo conoció decía que él era mucho más guapo que yo…

-Tengo entendido que le costó conseguir el papel.

-Pues sí... ¡tuve que hacer hasta siete pruebas!; creo que Salma me quería para el papel pero en el estudio decían que al ponerme junto a ella yo resultaba demasiado joven para ella, yo dije... “bueno déjenme hacer otra prueba…”. Me acuerdo que estaba filmando una película espantosa (se refiere a Vampiros, de John Carpenter), en un pueblo perdido por ahí, y Jon Bon Jovi me dijo: “¡Tienes que hacerlo!”, y llamó al de maquillaje, me pusieron sombras en la cara, me dieron unos toques en el pelo y mandaron una foto donde yo me veía más grande, y de ahí entonces me dieron chance de hacer otra prueba y otra, y otra y hasta la séptima…

-¿Y cómo vivió su primera aventura realmente norteamericana, Open Range (2003), con Kevin Costner y Robert Duvall?

-¡Imagínese… un sueño! Yo sabía que el personaje era pequeño, pero significativo e importante respecto de los protagonistas, porque sirve para detonar sus reacciones. Lo difícil es que tenía que interpretar el papel de un chico de 16 años y ¡yo pasaba de 20 años entonces! Ha sido una magnífica experiencia profesional, rodeado de esos monstruos de Hollywood... de repente me quedaba viéndolos y me tenía que dar cachetadas… Además, yo estaba protegido por Robert Duvall, que me trató muy bien y me ayudó a superar todas las dificultades. Para mí ha sido una especie de “prueba de fuego” en el cine norteamericano.

Ha protagonizado la segunda parte de Dirty Dancing (Havana Nights)… Tengo entendido que era hasta hace poco un pésimo bailarín…

(Carcajadas). Yo necesito varios tequilazos para bailar y una mujer guapa que me interese enfrente, si no nunca le di sentido a bailar por bailar. Pero sólo a los norteamericanos se les ocurre llamar a una inglesa para que baile salsa... y ¡a un mexicano..! Todos saben, menos ellos, que los mexicanos somos los que peor bailamos de todo Latinoamérica. Esta película es más compleja que la primera entrega, tiene más riesgos, hay más sentimientos que baile. Sucede en Cuba en 1958, los personajes creo que son más reales, no sé... creo que puede ser mejor... ¡espero!

-Y creo que tuvo que ensayar seis horas diarias, ¿ha mejorado su estilo o es pura fachada para el cine?

-Ensayé ocho horas diarias durante un mes o así..., pero ahora mismo soy bailarín de una rutina; si me ves tres minutos y medio te puedo sorprender, pero si te quedas más tiempo ves que nada más repito lo mismo, y lo mismo, y lo mismo...

-Y ahora, ¿se siente ya instalado en el cine norteamericano? ¿Está ya preparado para lidiar con los estudios, medios de comunicación y todos los intereses que se mueven en Hollywood?

-No hay más remedio que poner filtros, tener mecanismos de protección, gente a tu alrededor que te ayude, si no te mueres por la neurosis. Tengo dos agentes, tengo un abogado, tengo una publicista, un business manager... hasta siete personas trabajando para mí. No había otra manera de enfrentarme a todo lo que supone trabajar allá.

-¿Y cómo se siente usted viviendo en Estados Unidos? ¿Se ve como un residente habitual allí?

No. Lo que menos me gusta es el estilo de vida. Creo que nos empobrecemos si perdemos la curiosidad de estar en el mundo real donde hay pobreza, problemas, en las grandes ciudades... y Los Ángeles es como una burbuja, es una ciudad que vive del cine... que vive de la ilusión… Es una ciudad poco real.

-En ese panorama profesional choca verle en una película mexicana, tan descacharrada como Nicotina, en el que da vida a un patoso, perdedor total...

-Perdedor total que además es un tipo que no se parece en nada a mí, y eso me da mucho gusto, es un tipo que no se atreve a decir lo que piensa, que está haciendo algo y está siempre deseando hacer otra cosa, tiene un doble pensamiento ahí todo el tiempo, es un... navega con bandera de perdedor, inofensivo... pero es un ca... que va destrozando y jo... ahí la vida al mundo y bueno, al fin y al cabo, dice que ama a una mujer y prefiere verla triste... le destruye la vida, hace que le griten p... a la mujer a la que ama... ese tipo, ese tipo no lo quieres cerca, ¿no?

-Es una película con muchos riesgos, ¿no?

-Efectivamente, tomamos muchos riesgos... Daniel grita de una manera que pocos actores se atreven a hacer en el cine porque sabes que es muy fácil pasarte, ¿no?; el director toma muchos riesgos al contar una historia casi como de cómic, a ritmo desenfrenado. Todos nos fuimos un poquito más de lo que normalmente hacemos y eso se agradece en la película.

Leer más de Espectáculos

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Espectáculos

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 86506

elsiglo.mx