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Nadie tendría que ser ilegal en ninguna parte del planeta

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LOS ÁNGELES, Cal.- La misión del sacerdote mexicano Luis Ángel Nieto se ha convertido en un incesante torbellino de luchas contra la violencia de la franja fronteriza y el atropello de los derechos humanos de los indocumentados.

Su imagen es la de un pequeño Sísifo de pelo gris, de crucifijo y alzacuellos que se ha curtido en el arte de mirar directo a los ojos de los agentes de la Patrulla Fronteriza y mantener la calma cuando la adversidad y la tragedia de los indocumentados tocan a sus puertas.

Entre los habitantes de Pomona, Ontario, Corona, San Bernardino y Clairmont la figura de Nieto es algo más que una fuente de esperanza e inspiración. Es un poderoso símbolo de lucha y tenacidad que suele viajar a bordo de un pequeño coche repleto de equipajes con la ropa, cobijas y zapatos desgastados de quienes son continuamente rescatados del cataclismo.

“Yo sé que a lo mejor hay gente poderosa a la que no le gusta mi obra. Pero sé también que mi trabajo ha marcado la diferencia para muchas personas. Porque ningún hombre tendría que ser ilegal en ninguna parte del mundo. Porque todo ser humano tiene derecho a comer, a la vivienda, a la salud y al trabajo. Tiene derecho a permanecer en su lugar de origen. Pero cuando se ve impedido de elevar su calidad de vida o llevar una vida digna, tiene derecho a emigrar y a ser tratado como un hermano”, asegura este hombre de la Iglesia que llegó para revolucionar y sacudir conciencias a través de los campos de cultivo, las centrales sindicales, las fábricas y hospitales del sur de California.

Para los feligreses de su parroquia, el privilegio de pertenecer al núcleo de amigos del padre Nieto implica casi siempre el inconveniente de ser despertado en horas de la madrugada con peticiones tan urgentes como insólitas para aportar dinero, ropa, alimentos o para trasladar y ofrecer techo y cobijo a inmigrantes que llegan enfermos y hambrientos desde distintos puntos de América Latina.

“Cada vez que suena el teléfono, nos da miedo que sea el padre Nieto. Nunca sabemos con qué tipo de crisis nos vamos a enfrentar. Pero ya nos acostumbramos y ya sólo le decimos; a sus órdenes jefe”, dice Juan Carlos Aguilar, uno de los más cercanos amigos y colaboradores del sacerdote.

Originario del estado de Morelos, Luis Ángel Nieto jugó un papel muy activo en contra la iniciativa antiinmigrante 187 que pretendía marginar a los indocumentados de las ayudas del estado de California. Corría la década de los 90 y desde entonces su imagen al frente de marchas y manifestaciones se convirtió en algo familiar e indispensable para defender o reivindicar los derechos de los inmigrantes o para poner un alto a las redadas de indocumentados en todo el sur de California.

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