Según información difundida por SER radio, de España, el Gobierno de Aznar contrató a "Piper Rudnick" para hacer gestiones en EU con el fin de que le otorgaran la Medalla de Oro.
23 de julio 2004.
México, (EFE).- El ex presidente del Gobierno español José María Aznar rechazó la acusación de que pagó dos millones de dólares del erario público a un despacho de abogados de Washington para conseguir la Medalla de Oro del Congreso de Estados Unidos.
A su llegada a México, donde el jueves presentó su libro "Ocho años de Gobierno. Una visión personal de España", afirmó que le merecen "desprecio" las afirmaciones que apuntan que malversó fondos públicos para pagar a un "lobby" estadounidense.
Según una información difundida por la cadena SER de emisoras de radio, de España, el Gobierno de José María Aznar contrató a la empresa de abogados "Piper Rudnick" en enero pasado, tres meses antes de las elecciones generales, para llevar a cabo gestiones en el Congreso de EU con el fin de que le otorgara la Medalla de Oro.
"No tengo nada que negar, ni nada que afirmar. Simplemente digo que algunas afirmaciones que se hacen al respecto sólo me merecen desprecio", dijo Aznar a la emisora mexicana W Radio.
Agregó que la información que le vincula con el "lobby" estadounidense es un intento de desviar la atención sobre asuntos relacionados con los atentados perpetrados el 11 de marzo en Madrid, que se cobraron la vida de 190 personas y causaron heridas a más de mil 500.
"Cuando se intenta demostrar que un gobierno no ha dicho la verdad, y la ha dicho, y eso queda acreditado ante una comisión parlamentaria, se pueden intentar muchas cosas para desviar la atención", incluso pretender "manchar la honorabilidad de las personas", afirmó.
Tras ocho años al frente del Ejecutivo (1996-2004), los cuatro últimos con mayoría absoluta del Partido Popular (PP) en el Parlamento, Aznar dejó hace tres meses la Presidencia del Gobierno, que pasó a ocupar el socialista José Luis Rodríguez Zapatero, vencedor de las legislativas celebradas el 14 de marzo.
Según José María Aznar, el resultado de estos comicios estuvo condicionado por los atentados ocurridos en Madrid tres días antes.
Durante la presentación en México de su libro, que también ha promocionado en Argentina y Colombia, José María Aznar defendió la aplicación de mano dura para acabar con el terrorismo.
"El terrorismo sólo entiende el lenguaje de la firmeza", aseguró Aznar, para quien los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos y del 11 de marzo pasado en Madrid "demuestran que los enemigos de Occidente no descansan".
El ex jefe del Ejecutivo español sostuvo que "la mayor amenaza que tiene el mundo es la del totalitarismo terrorista" y por ello advirtió contra "la tentación de caer en una especie de 'síndrome de Estocolmo' colectivo".
"La principal amenaza es que sucumbamos, que nos rindamos, que compremos coartadas fáciles, que acabemos aceptando que tenemos la culpa cuando la culpa la tienen ellos", enfatizó.
Tras asegurar que no volverá a la política activa, Aznar se mostró convencido de que su partido recuperará el poder en las próximas elecciones.
"Estoy seguro -dijo- de que sabremos ganarnos de nuevo la confianza de los ciudadanos españoles para volver a formar una mayoría de gobierno".
Abundando en la tesis expuesta en su libro, Aznar afirmó que "España debe estar entre las grandes naciones del mundo".
"Ibamos camino de eso y espero que no nos detengamos", agregó el ex presidente del Gobierno, quien se mostró muy crítico con la decisión de José Luis Rodríguez Zapatero de retirar las tropas españolas desplazadas a Irak.
Tras la invasión de ese país por una fuerza multinacional encabezada por Estados Unidos, ahora "se abre un camino democrático de esperanza para los iraquíes", aseguró.
José María Aznar almorzará hoy en la residencia oficial de Los Pinos con el presidente de México, Vicente Fox; su esposa, Marta Sahagún, y el ministro de Relaciones Exteriores, Luis Ernesto Derbez, antes de regresar a Madrid.
Su anterior visita a México fue el 20 de febrero de 2003, cuando México y España eran miembros no permanentes del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y este organismo debatía la inminente intervención bélica de Estados Unidos en Irak.
Ambos gobernantes mantuvieron posturas dispares sobre cómo solucionar la crisis de Irak, pero Aznar aseguró que jamás hubo intento alguno de presionar a Fox para que apoyara las tesis de Washington, como publicó la prensa de México.
