Tal y como lo adelantábamos el pasado viernes la contienda electoral del pasado cuatro de julio en el Estado de Durango resultó de acuerdo a los pronósticos: Ismael Hernández le dio un zapateado a un tibio Andrés Galván del ahora vapuleado Acción Nacional y a Campos Murillo, aquel que perdió con el hoy derrotado abanderado panista en la contienda interna por la candidatura a gobernador, navegó con un perfil bajísimo que le permitió alcanzar solamente alrededor del diez por ciento del electorado.
En la Comarca Lagunera los resultados no sorprendieron a nadie. En Gómez Palacio, el sucesor de la dinastía Herrera, caminó sin agitarse mucho a una clara (aunque nunca tan apabullante como la que obtuvieron sus dos predecesores) victoria sobre el políticamente torpe Francisco Ramírez. Diez mil votos sellaron el triunfo de Octaviano Rendón en la ciudad autoproclamada como “La capital industrial de La Laguna”.
En Lerdo la cosa estuvo un poco más apretada. Dos mil votos fueron la distancia entre Rosario Castro Lozano, ex alcaldesa y ex diputada con el candidato priista David Núñez, que tuvo qué ver cómo su partido celebraba el carro completo en la región, desde la tristeza de la derrota.
En fin que nada vimos que no se vislumbrara. Quizá en la capital, el conteo final de los votos arrojó una diferencia tal vez un poco mayor a la esperada. Con un cuatro por ciento de diferencia y siete mil votos de más, Jorge Herrera mantuvo para el PRI la presidencia municipal de Durango en lo que fue sin duda el duelo electoral más interesante para la entidad. Rodolfo Dorador, contendiente del blanquiazul desarrolló una campaña intensa y tenaz en aras de obtener un hoy fallido triunfo. Sin embargo, Fito como lo llaman en las calles, realizó un trabajo digno y profesional, logró colocar a su alicaído y dividido partido en la pelea. Se dice que Dorador desplegó su imagen con la misma empresa de marketing regiomontana que asesoró al presidente de Torreón, Guillermo Anaya. El “Arqui” Mayagoita, de imagen estimable por su desempeño como director de Obras Públicas del municipio de Durango durante las administraciones petistas de Gonzalo Yánez y Marcos Cruz (sí leyó usted bien, del Partido del Trabajo, ese que Raúl Salinas de Gortari financió).
Los resultados ya están cocinados, lo importante son las lecciones y el porvenir de Durango con los nuevos gobernantes prestos a rendir protesta. Del futuro gobernador, lo más probable es que imprima un estilo más dinámico y moderno al que ejerció su predecesor Ángel Sergio Guerrero Mier. Ismael tendrá el gran reto de romper la inercia de la no-acción que tanto rezago le ha significado al estado. Tendrá también, el reto de industrializar la entidad, porque excepto Gómez Palacio, Durango carece de zonas industriales que fortalezcan su economía precaria. Y lo último y más improbable, podría ser el guía que le permita a su tierra desterrar la tramposa y avasalladora maquinaria electoral de su partido para dar paso a una modernización política que tan urgente parece para los duranguenses.
En Gómez, se esperará que Octaviano prosiga con la ejecutividad y respeto que han infundido Carlos y Leticia Herrera, pero tal vez, elimine los modales agresivos con los que solían imponerse ante cualquiera que difiriera de sus dichos.
En Lerdo, Castro Lozano tendrá mucho trabajo de talacha por la administración que terminó por diferentes circunstancias (empezando por su desempeño) en un desastre. Achem por fin termina y la virtual alcaldesa tendrá mucha chamba, pero no debe olvidar que Lerdo es por mucho el municipio conurbado con el sensible mayor atraso en detrimento de sus habitantes.
La capital esperará de Jorge Herrera un buen administrador que lleve las cosas en orden y el PAN tendrá mucho tiempo para pensar el porqué su rival lo barrió por completo.
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