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No hagas cosas buenas.../El desalojo: oportunidad de reflexión

Enrique Irazoqui

Apenas anteayer, un operativo de la policía ministerial del Estado desalojó a más de noventa familias de los terrenos judicialmente restituidos a la empresa Ferromex, poseedora de los derechos de vía, invadidos arbitrariamente.

A simple vista la solución es sencilla, se ejecutó una orden judicial y ya, todo bien hasta entonces y la pregunta de los sesenta y cuatro mil pesos: ¿A dónde van las familias? Y lo más complicado ¿y los niños de esas familias? Todo esto nos lleva a plantearnos hacia una reflexión del verdadero papel que debe jugar en Estado en esto.

Aquí, es una oportunidad precisa para que cada individuo pueda definir su posición ideológica respecto a la esencia del propio Estado. ¿Izquierda o derecha? Vaya, ¿y aquí el Estado qué? Bueno, es el Estado el encargado de aplicar regulación entre las personas para una convivencia pacífica y ordenaba basada en derechos fundamentales como el derecho a la vida, a la libertad, a la educación, etc. ¿Qué tan distante están esos temas para la vida diaria? Habría que preguntarle a esas familias que hoy su techo son el Sol y las estrellas –y una que otra nubecita-.

Sin embargo, esto es más profundo y también, más cercano. Es natural a primera impresión, luego de ver en una fotografía a una niña alimentando a su bebé hermano con la mirada triste, la postura es que las familias no debieron ser desalojadas. Sin embargo, es preciso señalar entonces si es justo que un trabajador de base (un obrero, un peón, un albañil, una costurera), se rompa el lomo durante cuarenta y ocho horas a la semana para obtener un sueldo reducido pero con prestaciones sociales, que le permitan al paso del tiempo obtener un crédito para pagar una vivienda digna; en otros términos, se vale que personas de bajas percepciones obtengan tierra gratis a “la brava”, mientras que otros de su misma condición socioeconómica la paguen; me parece que no. Esto es en términos solamente sociales, porque hay más: si Ferromex pagó por el derecho de vía de esas tierras, ¿por qué no las podría disfrutar? De no respetarse, ¿a dónde iríamos a parar? ¿A quién le gustaría encontrarse en su jardín un jacal? Es en ese momento cuando se puede visualizar la situación.

Los planteamientos filosóficos sobre este tema son importantes, pero hay uno urgente y tangible: hoy más de doscientas personas que de alguna manera estaban establecidas en un esas tierras con sus raquíticas viviendas, están durmiendo en la calle, e insisto, muchos niños, de esas familias lo están también.

La autoridad local contesta hoy en la prensa en los términos del ámbito que su competencia legal le confiere: sólo asistencia y nada más, poco podrá hacer el Municipio; el Gobierno del Estado quizá un poco más, pero sólo porque tiene más dinero.

El asunto tendrá mil y una aristas, pero la importante es que una de las facultades conque el Estado está dotado es proporcionar a sus ciudadanos condiciones en las que el débil pueda tener ciertas garantías que le permitan al menos no ser arrollado por las decisiones de los poderosos. En otras palabras, establecer normas y procedimientos en la regulación pública que intenten nivelar en lo posible la brecha existente entre las clases sociales.

Por cierto, esos postulados de asistencia a las clases populares, son unos de los cimientos de la ideología del PRI. Bonito detalle sin duda, pero el PRI de antaño olvidó principios de responsabilidad en la administración y las características naturales del ser humano, que resultó finalmente en un México del nuevo milenio desigual, con enormes retrasos en nuestra educación y lo peor, una estructura económica de tal fragilidad que al parecer nos condena –y hoy nos condenan- a seguir siendo una sociedad tremendamente injusta y desigual; mientras no se generen reglas del juego justas y equilibradas, condiciones de mercado que permitan a más personas acceder a empleos formales con prestaciones en un ambiente de globalización que alcance para todos. –léase las Reformas Estructurales que tanta faltan hacen-.

Para eso ahí está Madrazo, barriendo con los cuadros modernos del PRI, pero hay uno peor y tal vez más peligroso: “El Peje”, porque parece que las restas y sumas ni siquiera le salen.

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