¿A qué supo en el fondo del corazón la plata de Ana Guevara? ¿A qué supo la plata de Belén Guerrero o la de Óscar Salazar? Aunque son lo mismo, nos supieron diferentes. Nadie puede negar el carácter triunfador y la gran atleta que es la sonorense Guevara. El año pasado, la oriunda de Nogales barrió por completo en todas las competencias mundiales en su prueba. Fue sin lugar a dudas, la persona número uno en el deporte mexicano en los últimos tiempos. Por sus resultados, nadie se le acercaba, un gran orgullo para todos.
El martes pasado, Ana Gabriela paralizó por casi un minuto al país. Todos deseábamos el oro que se escabulló ante su competidora de las Bahamas, Tonique Williams que la superó tres veces consecutivas. Aun así, la satisfacción de subir al podio y romper la blanqueada en el cuadro de medallas se había cumplido. Hasta ahí.
Sin embargo, desde el momento en que todo mundo nos dimos cuenta de que Ana sería segunda hasta el término de ese día, nadie se atrevió a señalar que en el fondo, el sabor de la plata sabía un poquito amargo porque lo que esperábamos era el oro que nos había acostumbrado a las competencias anteriores. Pasaron las horas y todos nos resignamos con supuesta alegría a la plata. Vino la segunda medalla y el sabor cambió. Belén Guerrero conquistó su medalla en medio de una rusa y una colombiana. ¡El sabor fue distinto! La humilde y poco publicitada ciclista se alzó con una presea del mismo valor que la toda patrocinada (justamente porque es triunfadora Ana Guevara). Estábamos felices y orgullosos porque hay empates con sabor a derrota y otros con sabor a victoria, venir de atrás siempre alegra, rezagarse entristece.
Hoy –ayer- se le sumó otra medalla más, Óscar Salazar conquistó la tercera presea de plata para México. Sin mucho ruido, Salazar avanzó hasta la final con paso firme, desgraciadamente los últimos nueve minutos de su participación no tuvo la destreza suficiente para vencer al de Taipei y dejar de ser los “ya merito”. Aun así, su logro es muy enorgullecedor.
Lecciones debemos aprender de estos resultados y sabores. Luego del segundo lugar en los 400 metros, nadie tenía la autoridad moral y agallas para decir al público de nuestra tristeza. Pasó un poco de tiempo, el lado de la moneda se invirtió, ahora éramos conformistas. Ni uno ni otro, si queremos mejorar, tenemos que reflexionar de nuestra realidad y partir de ello, realizar planes y cumplirlos. Habremos de aprender a ser exigentes pero antes de eso, disciplinados si queremos éxito. No, no vale la pena oír a los grandes inquisidores que por donde quiera andan tildando a todo lo mexicano de chafa. Tampoco resignémonos sólo a obtener plata, hay que buscar el oro, aunque a veces no se logre.
Pobre Lerdo
Luis Fernando González Achem, alcalde saliente de Lerdo, no pudo terminar su gestión sin antes demostrar que su estilo es aquél del pasado que hoy lo aleja de cualquier posibilidad de éxito. Sus últimos actos, además de enfrascarse en una disputa inútil con la alcaldesa electa Rosario Castro por formas, termina realizando acciones que dañarán seriamente a la ciudad que gobernó en dos ocasiones.
Una vez que se conoció el triunfo del PAN a la alcaldía de su ciudad, el priista González Achem permitió la creación de un sindicato para los empleados municipales por el solo hecho de desgraciarle un poco la vida a su escandalosa y protagonista rival de partido Castro Lozano. Y para terminar, el cabildo que él preside, se suelta autorizando licencias de venta de alcohol a diestra y siniestra. Qué daño tan grande a los ciudadanos de Lerdo le está haciendo con estos hechos su vecino Luis Fernando, de ahí, una de las razones para que su administración fuera un desastre, por tener por capitán a alguien que mezquinamente le crea un sindicato por el solo hecho de desquite, sin tener miras al futuro, total, él ya se va.
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