LONDRES, (AP).- Una nave espacial de la NASA realizó su octavo intento infructuoso de comunicarse con una sonda europea que supuestamente aterrizó en Marte, pero los controladores en Tierra no pierden las esperanzas de recibir mensajes del explorador perdido en el planeta rojo.
La Mars Odyssey de la NASA, que está en órbita marciana, hizo otro intento por tomar contacto con la Beagle 2. Los científicos dicen que todavía no han perdido las esperanzas de recibir señales del Beagle, que debió haber descendido sobre la superficie marciana hace una semana.
Ayer, los controladores de la misión enviaron al Beagle una señal para reactivar su reloj interno. Los expertos dijeron que el silencio puede deberse a un problema en el programa del reloj y que todavía es prematuro para saber si este nuevo intento dará resultados.
Aunque los científicos de la misión esperan que se trate de un problema solucionable, admiten que el Beagle podría haberse precipitado en un cráter.
Ni el Mars Odyssey ni los poderosos radiotelescopios británico y estadounidense han podido recoger señales del Beagle, que debía depositarse en la superficie de Marte el día de Navidad después de separarse de la nave matriz europea Mars Express.
Los científicos deberán esperar ahora por lo menos hasta el 4 de enero, cuando Mars Express entrará en una órbita adecuada como para recibir señales de la sonda.
Los controladores explicaron que el Mars Express tiene muchas más probabilidades de recoger las eventuales señales del Beagle que Odyssey, porque las radios de las dos sondas han sido puestas a prueba simultáneamente y muestran compatibilidad.
El martes, el Mars Express entró en una nueva órbita marciana sentando las bases para examinar en profundidad el suelo marciano con su poderoso radar. El domingo será puesto en órbita más cerrada sobre los polos del planeta rojo para posibilitar su contacto con el Beagle.
La misión marciana europea, que empezó su viaje en junio desde Kazajistán, se propone buscar señales de vida en Marte, actual o en el pasado. Mars Express seguirá en órbita durante por lo menos un año marciano --casi el doble que el terrestre-- utilizando su radar en busca de indicios de agua o de hielo que puedan haber albergado organismos vivientes.
El Beagle, de 67 kilogramos, si funciona, tomará muestras del suelo y de rocas con un brazo mecánico en busca de vestigios de materia orgánica.