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No puede ser matrimonio

Juan de la Borbolla R.

El Consejo de Ministros del Gobierno socialista español presidido por José Luis Rodríguez Zapatero, dio a conocer el pasado viernes primero de octubre a través de su vicepresidente primero María Teresa Fernández de la Vega, el anteproyecto de Ley por el que se modifica el Código Civil para legalizar el “matrimonio” entre homosexuales buscando equipararlo en todos sus derechos a los del auténtico matrimonio.

Mediante este anteproyecto de Ley se modifican más de una decena de artículos específicos del Código Civil, todos los que se refieren a que el matrimonio debe ser entre personas de distinto sexo, para lograr la igualación total de los derechos de las parejas del mismo sexo.

Podremos mediante la manipulación semántica y la utilización caprichosa de las palabras, pretender inventar un nuevo tipo de “matrimonio”, pero en estricto sentido de la palabra y por la esencia y los fines propios del matrimonio, cualquier engendro jurídico positivista que se pretenda crear en España o en cualquier otra parte, será simplemente una caricatura, una falsedad terminológica, una manipulación de palabras.

La referida vicepresidente primero del Gobierno socialista español, María Teresa Fernández de la Vega, principal impulsora de ésta y otras medidas de orden social que buscan trasformar el modo de ser y de pensar de los españoles, siguiendo la estrategia del neosocialismo, más cultural y social que economicista y cuya diligencia para sacarlas adelante con una celeridad impresionante demuestra la importancia de su estrategia.

La referida vicepresidente comentó al dar a conocer la iniciativa de Ley que estudios realizados por el Gobierno, demuestran que los niños no sufren ninguna alteración en su conducta cuando conviven en hogares homosexuales.

Sin embargo en Estados Unidos, Golombok y Tasker publicaron, en 1995 en la revista “American Journal of Orthopsychiatry” y en 1996 en la revista “Developmental Psychology”, un estudio basado en una muestra de madres e hijos que habían evaluado a lo largo de 16 años.

Cuando los niños eran pequeños no encontraron ninguna diferencia entre los hijos de lesbianas y los hijos de mujeres heterosexuales divorciadas que vivían solas, pero 46 de aquellos niños fueron seguidos hasta el inicio de la edad adulta (media de 23.5 años) y las investigadoras encontraron entonces una incidencia significativamente mayor de relaciones homosexuales entre los que habían crecido con madres lesbianas (24 por ciento), que entre los que habían crecido con madres heterosexuales (cero por ciento).

A su vez, Bailey y colaboradores publicaron en 1995 en la revista “Developmental Psychology” otra investigación sobre 75 jóvenes adultos (entre 17 y 43 años de edad), hijos de padres homo o bisexuales cuyos resultados son muy parecidos a la primera de las investigaciones consignadas. En este caso resultó que el nueve por ciento de ellos eran a su vez homo o bisexuales, una tasa muy superior a la media social de homosexualidad, cifrada en EUA en un 3.7 por 100.

Ambas investigaciones, las únicas serias por ahora, prueban que criarse con padres homosexuales incrementa el riesgo de homosexualidad de los hijos.

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