EL SIGLO DE TORREÓN
Torreón, Coah.- Tras la ruptura con su esposa por las constantes discusiones que tenía con ella, José Rafael Ochoa Bailón sintió que su vida ya no tenía sentido al estar lejos de su mujer y decidió escapar por la puerta falsa ahorcándose la noche del sábado en el interior de su humilde vivienda en el fraccionamiento Latinoamericano, pero antes se dio valor consumiendo cerveza. Ayer por la mañana encontraron su cuerpo que ya presentaba signos de descomposición.
Con 27 años de edad, con toda una vida por vivir, José Rafael ya no quiso saber nada de problemas y luego de la separación con su cónyuge, prefirió huir de este mundo para olvidarse de la profunda pena que sentía estar alejado de la mujer que amaba.
Fue la noche del sábado cuando el joven suicida no soportó más la soledad que le daba la humilde casa de seis metros de frente por diez de fondo, donde residía y que se ubica en calle Habana No. 1292 del fraccionamiento Latinoamericano.
Luego que no pudo convencer a su amada para que regresara nuevamente a vivir con él, pese a que le prometió que todo iba a cambiar, se sintió más desolado que antes y en su mente comenzó a idear la forma de escapar de su sufrimiento.
Sumergido en una profunda depresión, la tarde del sábado, luego de terminar con su jornada en una construcción donde trabajaba como albañil, José Rafael se dedicó a beber cerveza y esto le dio valor para que la noche del 31 de julio, tomara la fatal determinación.
Decidido a terminar con su vida, tomó una manguera de color azul, la ató a la saliente de una varilla localizada en el techo del baño y luego ató el otro extremo a su cuello, para enseguida subir a una pequeña mesa donde tenía una parrilla de gas de dos quemadores.
Lo demás fue sencillo, simplemente se dejó caer y la gravedad hizo el resto.
Preocupados por su ausencia, la mañana de ayer, el padre del suicida, Juan Ochoa Arévalo, de 75 años de edad, quien vive en la calle Habana No. 1291 del mismo sector habitacional, acudió hasta la vivienda de José Rafael sólo para llevar la sorpresa que había muerto.
Ya no pudo hacer nada, el cuerpo de su hijo comenzaba a presentar la rigidez mortal y además se observaban signos de descomposición, por lo que optó por hacerlo del conocimiento de las autoridades, constituyéndose en el lugar el Ministerio Público.
Guadalupe López Martínez, secretaria abogada de la mesa uno, Coordinación “B” de la citada representación social, dio fe del cadáver y ordenó su traslado al anfiteatro para que se le practicara la necropsia de Ley.
Fue así como José Rafael Ochoa Bailón logró huir del profundo sufrimiento que le provocó la separación con su esposa, engrosando la estadística de suicidios que de enero a la fecha suman ya 18.