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No todo tiene tiene que ser pura queja...

Adela Celorio

Ha corrido demasiada sangre, sería imposible conciliar los odios; aseguraba hace algunos años un amigo pesimista. Otro en cambio, un iluminado y progresista profesor de la Sorbona de París, apostaba a lo que por entonces era sólo una utopía: el ambicioso proyecto de una Europa Unida, que es ahora una sólida y confortable realidad. Pues bien, este primero de mayo, la Unión Europea acogió en su seno a la República Checa, Hungría, Eslovenia, Malta, Estonia, Lituania, Eslovaquia, Letonia, Polonia y Chipre; cerrando así una llaga histórica y ofreciendo a los nuevos asociados democracia y un camino asfaltado hacia la prosperidad.

En los países recientemente incorporados hay ilusión y confianza ya que la Europa Unida representa una alta suma de talento y un gran potencial en ciencia, tecnología, y -ojalá nunca necesario- un poderío militar que equilibra las fuerzas del mundo. Este bendito esfuerzo de buscar los puntos de coincidencia valorando a la vez las diferencias culturales y hermanando a quienes -enfrentados con ferocidad en otras épocas- estaban destinados a una irreconciliable enemistad; es sin duda el logro más significativo de la civilización moderna.

Hombres y mujeres unidos para el trabajo, el refinamiento intelectual y la prosperidad; son la prueba fehaciente de que se puede romper el círculo viciosos de la guerra y la enemistad, e instaurar al fin el círculo virtuoso de la buena vida que se consigue en la tolerancia y la paz. Por el momento, esta Europa fuerte y unida, es la mejor señal de que la humanidad camina hacia delante. Que Dios bendiga a Europa y nos muestre el camino para que algún día podamos ver una América Latina unida, incluidos desde luego nuestros hermanos cubanos, ojalá ya sin la opresión de Fidel; quien si bien tuvo sus momentos de gloria, con los años se ha convertido en un furibundo y vociferante dictador.

Ahora paso a comentar otro evento menos estrepitoso, pero también esperanzador: La buena palabra, la opinión certera y siempre iluminadora de Elena Poniatowska, han recibido un nuevo reconocimiento.

En medio del ambiente enrarecido por la contaminación moral exacerbada de quienes están dispuestos a toda clase de marranadas para conseguir sentarse en la silla presidencial en 2006; la Asamblea Legislativa se dio un tiempecito para rendir homenaje a la pluma y la palabra limpia y llena de gracia que ha venido sembrando desde hace ya tantos años nuestra Elena.

Bostezábamos todos con los discursos demagógicos dichos ¡faltaba más! en el tono grandilocuente que acostumbran los Legisladores, hasta que finalmente Elena tomó la palabra para agradecer la medalla al Mérito Ciudadano que se le ofreció y oigan ustedes un pequeño fragmento de su discurso: “Se habla mucho de soberanía popular. ¿Pero qué tenemos nosotros qué ver con esa gran función de circo que ofrecen nuestras autoridades? Un circo donde no falta el payaso de pelo verde, la trapecista que perdió el equilibrio, el triple salto mortal sin red de protección, el león devorado por una modosita Barbie e incluso El Enmascarado de Plata y El Santo; mientras nuestros ojos van de un lado a otro de la conjura-complot y azorados y morbosos nos hacemos cruces y nos preguntamos ¿a qué horas vendrá y cómo será el tercer acto?”.

Finalizada la ceremonia, celebramos con Elena en una alucinante cantina del Centro Histórico, donde brindamos por el premio, por la amistad y nos dejamos ganar por la risa. adelace@avantel.net.

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