H-24 hoy campaña en TV para evidenciar monopolio en insecticidas y en CFC denuncia a SC Johnson por no vender OKO y promoción en su contra
RECIéN LOS ABOGADOS de Carlos Cabal hicieron públicas un par de sentencias favorables contra el IPAB a propósito del multicitado caso del desaparecido Banco Unión que fue intervenido en 1994.
En uno de ellos, Eugenio Ortiz logró el 28 de abril, que el Décimo Tribunal Colegiado en Materia Civil, ordenara la restitución de su aportación al fideicomiso que se constituyó en octubre de 1993 para que Cabal con cientos de “socios” adquiriera BCH.
El argumento es que el fiduciario, en este caso el propio BCH no cumplió con sus obligaciones de un buen padre de familia a favor de los aportantes.Se aprovechó un juicio previo interpuesto por otra persona de nombre Carmen Barbachano Gómez en el que se declaró en 1997 la nulidad del fideicomiso.
En aquella ocasión la nulidad del fideicomiso 2588-4 se concedió con el argumento de que el gobierno no debió permitir la constitución del mismo en el banco sujeto de venta.
Ahora el IPAB tendría que devolverle a Ortiz Martínez –no tiene nada que ver con el gobernador de Banxico- la cantidad que resulte para restituirle los 47 millones que aportó.Quizá si se suman los intereses se podría llegar a 85 millones de pesos, ya que no se incluyeron daños y perjuicios. En la sentencia no se menciona una cantidad exacta.
El expediente forma parte de 14 juicios que entre octubre del 2002 y diciembre de 2003 arrancaron el mismo número de quejosos contra el fideicomiso, en lo que se considera es una estrategia muy bien delineada de Cabal Peniche y sus abogados.
Cada uno de los recursos se encuentran en distinto grado de avance. Fuentes del IPAB señalan que cinco de ellos están en primera instancia y el resto en segunda. En cuatro ya se dictó sentencia, dos a favor del instituto y dos en contra.
En el segundo revés para el IPAB que lleva Mario Beauregard, el Tribunal Superior de Justicia del DF condenó a devolver a una compañía denominada Eastbrock 265.6 millones de pesos que aportó a ese fideicomiso. En ese caso sí se incluyen intereses, más daños y perjuicios. Se habla de una cifra millonaria por más de tres mil millones de pesos. En esa compañía Cabal cedió sus derechos.
En el ínter el IPAB tomó la decisión de declarar la quiebra del banco para evitar que Cabal y sus abogados, entre ellos Ricardo Armas, Alberto y Christian Zinser y Julio Esponda, pudieran embargar los activos que pertenecían a Unión.
La quiebra se cuidó hasta el más mínimo detalle. El IPAB como instruye la ley, quedó como síndico para garantizar las obligaciones con los ahorradores y el IFECOM a cargo de Luis Manuel Mellán se ha mantenido muy de cerca al tanto del proceso.
Por lo pronto en los dos expedientes que no han favorecido al IPAB, éste ya se amparó y se cree que pese a la información difundida por la parte legal de Cabal, la causa no está perdida dado que se trata de interpretaciones jurídicas cuestionables.
El punto es que más allá de lo sucedido en el fideicomiso mencionado, la función del IPAB nada tiene que ver como un acreedor solidario, puesto que el objetivo del instituto no es ser garante de otros acreedores. Su única responsabilidad está en salvaguardar a los ahorradores y ese es el espíritu plasmado en la propia ley que le dio surgimiento.
En consecuencia lo sucedido en el fideicomiso y la misma gestión que se haya tenido del Banco Unión, situaciones en las que en cambio Carlos Cabal fue parte activa, nada tienen que ver con el IPAB. De ahí los amparos en los que se cuestiona la inconstitucionalidad de la sentencia.
Ahora bien, lo aberrante del asunto es que en los juicios los quejosos se sitúan como víctimas, cuando ellos mismos como miembros del accionariado que comandó Cabal fueron quienes constituyeron el fideicomiso al que aportaban para adquirir BCH. Puede decirse en una posición extrema, que ellos mismos partícipes.
A ello agregue el tema de los créditos relacionados. ¿Cuántos de éstos pagaron con financiamientos del banco sujeto a la compra? Fuentes del IPAB señalaron que tiene sus dificultades demostrar jurídicamente la ruta que siguieron los recursos involucrados en esas operaciones.
Como quiera resultan cuestionables los criterios de los juristas involucrados en el tema. En sus resoluciones se ve el árbol, pero no el bosque. Sólo queda que Cabal resulte beneficiado del desastre que se endosó a los mexicanos vía el IPAB por el asunto de la quiebra de los bancos. Por eso dicho instituto considera que la moneda está el aire, puesto que en su creación nunca estuvo el salvaguardar los intereses de los accionistas. Su propio nombre lo indica “Instituto de Protección al Ahorro Bancario”.
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HACE UNOS DíAS Industrias H-24 de Mark McGuiness interpuso una denuncia ante la CFC de Fernando Sánchez Ugarte contra S.C. Johnson representada aquí por Eduardo Ortiz Tirado. Y es que ésta no se ha desinvertido de su marca OKO que representa el 8.1 por ciento del mercado de insecticidas, no obstante que los 6 a 9 meses establecidos por la CFC ya caducaron. En junio del 2003 la CFC aprobó a S.C. Johnson comprar el negocio de insecticidas domésticos de Bayer que encabeza Georg Braunleder. H-24 siempre se manifestó en contra debido a que la concentración llevaría a un actor al 82.9 por ciento. De ahí lo relevante de la queja, máxime porque además se informa que SC Johnson recién arrancó una promoción llamada “Club de Viajes SC Johnson” para celebrar sus 50 años y en la que se otorgan viajes, descuentos preferenciales y premios condicionados a volúmenes de compra de sus insecticidas. No se incluye a otras líneas como Tempo, Glade, Windex, Pledge. H-24 estima que esta es una acción deliberada para tomar más mercado. Algunos mayoristas ya han devuelto productos H-24 para subirse a la promoción. H-24 arrancará hoy una agresiva campaña en TV para apelar al consumidor por lo que sucede en esa industria.
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LA NOVEDAD ES que los franquiciatarios de Officemax aquí Alejandro González Zabalegui y Elmer Franco llegaron a un acuerdo con Ofimax, empresa de muebles de oficina de Aurelio Ortega que logró en los tribunales validar a su favor esa marca. Le había adelantado que estaban en pláticas. Bueno pues trascendió que se arreglaron, disipando lo que parecía ser un gran problema para esa estadounidense que llegó a México en 1996.
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