EL INFORME
Por Agustín Cabral Martell
El Presidente de la República dio lectura a su Cuarto Informe de actividades de su agestión en el recinto oficial que para ello debe hacerse, sin embargo la actitud de los legisladores dejó mucho que desear al comportarse como menos deberían hacerlo dejando ver la poca educación, respeto y seriedad, dejando a un lado su papel de responsables de la elaboración de las bases legales para que este país marche como debe ser.
Cualquier persona puede pensar de manera distinta del Presidente de la nación, pero la manera de manifestarse no fue la adecuada, llevada a cabo por los legisladores, independientemente del partido político que fuera. Por nuestra parte, los simples ciudadanos esperanzados en su loable labor, nos sentimos verdaderamente defraudados al haber pisoteado la dignidad de la persona del Presidente, del recito oficial y de su propia investidura, dejando ver al pueblo de México y del mundo la nula responsabilidad de llevar a cabo su tarea legislativa.
De acuerdo a nuestra propia Constitución Política (art.71 y 72) ellos son los únicos que pueden iniciar las leyes y éstas deben reflejar una realidad social tal y de acuerdo a las mismas necesidades productivas de México. Ahora el temor y la zozobra se asoman al enterarnos de la realidad de nuestros representantes y que al asumir su misión se ensucie la imagen de nuestro país, se debilite el marco jurídico y la higiene legislativa que debe prevalecer no se presente.
La realidad es que mientras se siga actuando con egoísmo partidista y se esté agitando la bandera de cada quien, se abandona la nacional y jamás se estimará la honestidad y profesionalismo, aunado al verdadero y serio respeto nacional, no digamos el amor a la patria.
Los valores nacionales son marginados, el sentimiento patrio deja de existir, los vicios siguen y la conciencia de servicio no aparecerá jamás.
Los principios de autoridad no son heredados a las nuevas generaciones, quienes irán perdiendo la identidad de nuestras raíces, convirtiéndose poco a poco en simples artífices de una sociedad hueca, sin modelos ni líderes, dejando de ser buenos ciudadanos, empobreciendo su propia persona al convertirse en superfluos y mediocres.
Valorando la trascendencia de lo ocurrido en el informe presidencial por la conducta de los legisladores hace que decrezca la confianza en los servidores públicos y se vaya creando un caos de identidad nacional, que de por sí ya se ha desarrollado en la sociedad.
Los que nos dedicamos a la docencia universitaria sobre el tema central de la normatividad que genera las bases legales para la administración de los recursos naturales y una óptima producción agroalimentaria, no dejamos de estar confundidos y aturdidos al tener que dar la cara hacia los alumnos esperanzados en que, al entrar al campo profesional tendrán la oportunidad de nuevos retos en donde las leyes establecen requerimientos para aprobarse, acreditarse, convertirse en verificadores o bien profesionistas oficiales (en el caso de los Médicos Veterinarios, Agrónomos entre otras profesiones) y que los bienes y servicios se deben acreditar y certificar para su excelencia, si los mismos legisladores no lo hacen ni se tiene contemplado en ley alguna, bien sería necesario que se incluyera en la ley sobre Metrología y Normalización que de acuerdo a una Norma Oficial Mexicana los legisladores deban obtener su acreditación a fin de lograr la excelencia en su trabajo, imagínese usted lector de esta columna, un ISO- 14000 para los diputados y senadores de acuerdo al servicio que prestan y que se instituya un Comité Técnico de Normalización para Legisladores (aunque suene paradójico), lógicamente con sus respectivas sanciones administrativas en caso necesario, y sin prejuzgar sobre la tipificación de un delito. Es cierto que existe la acción ciudadana y otras normas encaminadas a la responsabilidad de los servidores públicos, pero se necesitan medidas preventivas para la labor legislativa.
Lo cierto es que quedamos mal ante la opinión pública nacional e internacional, ojalá que los comentarios que se viertan al respecto vayan encaminados exclusivamente a los legisladores, no así a lo general de “los mexicanos no toman en serio ni respetan al Presidente de la República ni a ellos mismos”.
Esperemos que el análisis y evaluación del informe presidencial se realice con seriedad, profesiona-lismo y con un verdadero espíritu positivo para que de manera conjunta, unidos con un único y firme propósito, lograr que México siga creciendo y su desarrollo beneficie a toda la población y que, finalmente, logremos estar orgullosos de nuestro sistema y de nuestra querida nación.