Por Agustín Cabral Martell
Regulaciones de la calidad del aire en la caseta
La normatividad estadounidense sobre la calidad del aire estará afectando a la industria avícola en forma seria. En realidad son leyes que han existido por muchos años, pero nunca fueron aplicadas a la producción de pollos y ponedoras y ahora parece que eso va a suceder.
De acuerdo a los Productores Unidos de Huevo (UEP por sus siglas en inglés), de Estados Unidos, se ha discutido por muchos años si los requisitos del Acta de Aire Limpio, el Acta Integral de Respuesta Ambiental y el Acta de Planificación de Emergencia y de Información Comunitaria, se pueden usar para las operaciones intensivas de animales. Pero, varias acciones recientes indican que éstas leyes definitivamente se van a usar con la industria agropecuaria. Entre éstas se encuentra que la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus signas en inglés) está exigiendo su cumplimiento, un veredicto de la corte federal en contra de Tyson Foods y sus contratistas, así como cambios recientes en las leyes estatales.
Los productores agropecuarios tienen buenas razones por estar preocupados, ya que esto representa una vulnerabilidad muy grande en términos legales y financieros. Las agencias gubernamentales todavía no han "calibrado" los sistemas de producción de granja para saber qué tamaño de granja y cuáles procesos de manejo de abono o gallinaza producen las emisiones de aire que exceden los límites para los contaminantes regulados: amoníaco, sulfuro de hidrógeno, partículas, óxido nitroso y compuestos orgánicos volátiles. La mayoría de los productores saben que son vulnerables a estas leyes. No sólo pueden haber costos en el cumplimiento futuro de estos requisitos, pero las emisiones pasadas de algunas de las operaciones más grandes pueden ser vulnerables a demandas legales por parte de ciudadanos, Estados o el Gobierno Federal.
Las leyes actuales para la regulación de emisiones industriales de amoníaco exigen menos de 100 libras por (45 kg), entonces, un sistema de refrigeración de amoníaco no puede perder más de 100 libras en un día. Los grupos ambientales quieren que estas mismas normas se apliquen a las granjas avícolas y ganaderas.
El problema es que no existen datos que muestren en forma decisiva cuánto amoníaco es producido por las operaciones avícolas. También existe la cuestión si esas 100 libras son por granja o por caseta. Si el gobierno decide ir con la norma de 100 libras por día de granja (en vez de por caseta) entonces el problema podría ser muy serio.
Debido a la densidad de las casetas de ponedoras, la industria de ponedoras comerciales es la más susceptible a estas leyes, pero los productores de pollos y pavos también tendrán que cumplirlas.
En vista del peligro que este tema representa para la industria, la UEP y otros representantes avícolas y ganaderos ya han negociado un acuerdo con el U.S. EPA. Para llegar a un "puerto seguro" los productores tendrían que firmar un acuerdo formal de cumplimiento y pagar multas pequeñas (que varían de acuerdo al tamaño de cada granja que participa). Por medio de la firma de este acuerdo de cumplimiento en forma voluntaria, el productor no está admitiendo la culpa por violaciones pasadas de la ley, sino que está acordando que entrará en cumplimiento con la ley en el futuro, si es que los estudios luego indican que la granja está produciendo emisiones más allá de los límites legales. El acuerdo cubre el período de 2007 hacia atrás, hasta llegar al estatuto de limitaciones para las leyes de aire. El formato del acuerdo también crea las bases para poder defenderse de demandas hechas por ciudadanos o estados en cuanto a emisiones ilegales durante ese período.
Para que la EPA acuerde en no hacer demandas contra emisiones del pasado, la industria de ponedoras comerciales tiene que organizar, pagar y participar en un estudio integral de emisiones de aire en granjas a lo largo del país. Este estudio durará unos dos años, y el período para "entrar en cumplimiento" tomará otro año después que se termine el estudio. Eso entonces llevaría hasta el año 2007 antes que los requisitos de las leyes de aire comiencen afectar a los productores de huevo.
Una vez que se termine el estudio y la EPA haya publicado tablas, los productores tendrán que encontrar el tamaño de su granja y tipo de manejo de gallinaza en la tabla para ver si necesitan cumplir con las leyes. Si se determina que el productor tiene altos niveles de emisiones es posible que tendrán que pedir un permiso especial y en algún momento, instalar controles en las granjas. Todavía no se ha determinado cuáles serán esos controles, pero podría ser algo tan sencillo como la forma en que se maneja o almacena la gallinaza o tan complicado como la instalación de nebulizadores en las casetas para reducir el polvo y amoníaco.
En una decisión hecha a principios de mayo, la Comisión Americana del Huevo (American Egg Board) acordó financiar este estudio en tres granjas en diferentes regiones del país. El financiamiento será de 2.8 millones de dólares.
Con base en todo esto, las prácticas de manejo de la gallinaza y cama podrían cambiar drásticamente. En la industria de pollos en EUA, es común usar la misma cama durante cinco o seis parvadas. En ponedoras, donde la norma son las bandas transportadoras para heces, este problema no debería ser tan malo, excepto en las casetas con fosa. Sin embargo, tampoco se ha decidido si las emisiones del abono almacenado fuera de las casetas cuenta contra las "emisiones totales". Será una importante prioridad mantener la cama seca.
Algunos investigadores universitarios en EUA ya están haciendo estudios con la alimentación de las aves, para ver si el uso de menos proteína o el uso de más "específico" de aminoácidos podrá reducir los niveles de amoníaco.
Una parte positiva de todo esto es que menos amoníaco quiere decir que habrá un mejor ambiente en la caseta y mejor salud y desempeño de las aves.