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Normatividad Agropecuaria / AGROPECUARIA

La Aplicación de la Ley

de Desarrollo Rural Sustentable

en la Investigación Tecnológica

Por: Agustín Cabral Martell

En el medio rural mexicano está la gran paradoja de que la agricultura es reconocida por su importan-cia y trascendencia en la producción nacional, pero en la práctica siempre se le relega en términos de prioridades de inversión en su problemática. Cuando existe crisis económica en lo primero que se corta es en el sector primario, por consiguiente no se le considera a la investigación como una inversión y lo vemos a diario en el cada vez menos apoyo económico a la investigación científica-tecnológica en la agricultura, ganadería y forestal.

El desafío es revalorar su importancia aplicando un enfoque sistémico a los asuntos de la agricultura, la alimentación, los recursos naturales, la pobreza y el desarrollo rural integral.

Hay que tener presente que una agricultura próspera significa la tranquilidad y paz social, pues como es de todos conocido en el medio rural mexicano se tiene una importancia vital para el país donde habita cerca del 25% de la población nacional. Es tranquilidad, es alimento, es paz.

Se debe reconocer que en la historia de México se han hecho trabajos importantes para la agricultura comercial, pero no ha habido mucha eficiencia en el trabajo con la agricultura marginada, la de minifundio, la de los pobres.

Cabe puntualizar sobre los elementos tecnológicos para los dos tipos de agricultura. No se puede pasar por alto la existencia de una globalización, es un carro que va caminando y que nadie puede parar. Pero también se tienen que dar elementos para el México, del 25% o menos es agricultura comercial y el otro México es al que se tiene que atender.

Existe un marco normativo que no existía en el pasado que es la propia Constitución Política (árt. 27 Frac. XX) y la Ley de Desarrollo Rural Sustentable (entre otras). Ahora existen las herramientas, se va transitando por un camino menos tortuoso que en el pasado.

Se considera que la Ley de Desarrollo Rural Sustentable es una herramienta excelente que se debe aplicar íntegramente y dentro de esta Ley hay elementos geográficos que se tienen que considerar: la microcuenca hidrográfica, que es donde se deben enclavar los distritos de desarrollo rural y con el foco principal o el centro de los municipios participando activamente en el desarrollo. Muchos de los municipios son básicamente agropecuarios y forestales.

Otro punto importante es que dentro de esta misma Ley hay un proceso de reconversión productiva. Por ejemplo: se produce maíz, es el principal cultivo en ocho punto cinco millones de hectáreas a nivel nacional. Desde cero metros hasta tres mil metros sobre el nivel del mar. Se tiene una gama de producción, productores comerciales de diez a 12 toneladas por hectárea en Sinaloa, hasta productores que levantan 300 kilos en la zona maya de Quintana Roo.

En el desarrollo de una región, la ciencia y la tecnología tienen que considerar los dos polos, porque mientras aquéllos están en un ambiente económico donde la rentabilidad es lo más importante, los kilos, los pesos por tonelada, son importantes para un negocio, que son los que están trabajando; para el otro productor lo que es importante es comer y seguir viviendo, sobrevivir y la obligación de la ciencia y la tecnología es generar tecnologías adecuadas para ambos polos.

Sin embargo, no hay mejor parámetro que la naturaleza. No es posible producir maíz. En Zacatecas se realizó un estudio, no es posible producir maíz donde llueven 200 milímetros cuando el maíz requiere 600, entonces tiene que haber un proceso de reconversión productiva y eso la ciencia tiene que decir qué es lo que debe haber.

Ya se tienen las herramientas para producir maíz resistente a la sequía, sin embargo, ahí entran otros temas de transgénicos, pero por qué insistir en tener los 8.5 millones de hectáreas de maíz cuando se podrían tener cuatro y en los otros tres tener un cultivo que requiera el agua que es la que cae ahí.

Existen tres tecnologías que ayudarían al proceso de desarrollo rural tanto en la agricultura comercial como en la de las zonas marginales.

La agricultura en Sonora y Sinaloa Se recordará que el cultivo de la soya desapareció en dichos Estados hace varios años. El problema a resolver que se le planteó a la ciencia y la tecnología, fue primero, que había una reducción en rendimiento por alta incidencia de un insecto que se llama mosquita blanca, en más de 200 mil hectáreas. Esto quiere decir que se redujo la producción de soya en esa región.

En 1991 y 1992 los precios de los que les compraban la soya se vinieron para abajo y dejó de ser rentable.

La mosquita blanca arrasó prácticamente con el cultivo aunado con un problema de escasez de agua. Estos problemas acabaron con el cultivo y de sembrarse 250 mil hectáreas ahora son sólo unas 15 ó 20 mil hectáreas de siembra del cultivo en esa región. Sin embargo, es el único sistema que se adapta, ¿cuáles eran los problemas más fuertes?, que faltaban variedades estables tolerantes a este nuevo insecto. La ciencia tenía que responder rápidamente a generar algo. Ya no se tiene la política de la aplicación de agroquímicos a diestra y siniestra causando problemas ecológicos.

Cómo se vino para abajo: de 92 mil en Sinaloa, hasta mil 500 hectáreas y en Sonora, de 120 mil hasta 500 hectáreas. Así fue la reducción tan drástica y básicamente dada por la disminución también en los rendimientos del cultivo que lo sacó del mercado, dejó de ser rentable.

¿Por qué insistir en sembrar este cultivo en el noroeste?, porque es importante para el desarrollo de la región. Es la única opción de siembra en verano para la estabilidad con el trigo, es decir, si ponen un cultivo que dura más días en el campo ya no cabe el otro, no alcanza a salir, se ensamblan perfectamente los dos cultivos.

¿Qué se puede deducir de esto?, que el desarrollo rural productivo en México se frena por la falta de apoyo a la investigación y la aplicación de esta Ley que se comenta que se debe compaginar con la Ley sobre tecnología, seguir provocando la vinculación entre las instituciones de investigación y el Gobierno en sus ámbitos de aplicación territorial.

La desaparición de o falta de impulso a estas instituciones nacionales de investigación detiene en forma drástica el crecimiento productivo y económico del país, con las consecuencias de la degeneración nutricional de la población. Sería un atentado a la propia vida humana.

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