Por Agustín Cabral Martell
La situación agroalimentaria en México
En el sector agropecuario hay un rezago social extremo, el 25 por ciento de la población vive en el medio rural y este sector genera alrededor del cinco por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), más de la mitad de la población del sector agropecuario vive en condiciones de pobreza.
El medio ambiente en el cual se desarrolla la actividad está dañado, de las 200 millones de hectáreas con que cuenta el país, alrededor de tres cuartas partes de ellas tienen algún grado de erosión. El sector consume el 85% del agua y alrededor de la mitad de ese consumo es desperdiciado por el mal manejo de la misma.
En el campo hay 3.8 millones de unidades de producción, el 15% de ellas tienen o están orientadas al mercado; el 35% tienen potencial productivo y el 50% de las 3.8 millones de unidades de producción no cuentan con este potencial productivo.
Es un contexto de casi plena apertura, la pregunta es ¿qué se va hacer como nación con estas unidades de producción que no tienen posibilidades de competir?
Hay una evidente desintegración de las cadenas productivas, el entorno económico es adverso; se tienen precios mundiales deprimidos desde 1997. Se ha observado con cifras, un récord en el déficit comercial de la balanza agroalimentaria de casi cuatro mil millones de dólares.
Hay un creciente costo de los insumos y se consideran ahora algunos derechos a los que antes el sector agropecuario no tenía que incurrir. Ahora, dados los cambios fundamentales en la manera de tributar el Impuesto Sobre la Renta, ahora sí existe una base gravable para el sector agropecuario.
Ciertamente y gracias al Poder Legislativo, el sector continúa con la posibilidad de tener una tasa reducida del Impuesto Sobre la Renta.
Hay actualmente un gravamen por la seguridad social de los trabajadores eventuales. Cabe señalar en este punto que la Ley Federal del Trabajo, no hace distinciones por el tipo de patrón de que se trate; patrón es el que paga un salario a un trabajador, independientemente de que este patrón sea del sector privado o del sector social.
A partir de junio de 2004, todos los patrones habrán de pagar a todos los trabajadores eventuales conforme lo marca la Ley del Seguro Social. Altas, bajas, modificaciones de salarios; un agricultor, productor de hortalizas que contrata en un día a mil o dos mil trabajadores eventuales y al otro día tiene que darlos de baja, tendrá que hacer los cambios administrativos que corresponden. Tiene un plazo de cinco días según la Ley del IMSS para enterar esta información y pagar las cuotas correspondientes.
Lo anterior se explica que si combinamos la tendencia decreciente de los precios internacionales, que por virtud de la globalización se reflejan de manera inmediata en los precios domésticos, con la tendencia creciente de los costos de producción, deja una situación crítica en términos de la rentabilidad.
El otro asunto es que se está ya en plena apertura, pero el maíz, la leche en polvo y el frijol, quedarán todavía con cierta protección en el mercado del TLC de Estados Unidos-Canadá-México, que es con el que comercializa México y la gran mayoría de los productos: alrededor del 80%.
Esta situación se podría definir como un primer planteamiento, que uno de los problemas del campo se deriva del hecho de que se pasa de un modelo de economía cerrada a un modelo de economía abierta. En el modelo de economía cerrada, el productor tenía como preocupación básica identificar la manera de cómo incrementar la cantidad de producto por unidad de insumo utilizado. Ahora, en un modelo de economía abierta, tiene que ver la manera más eficiente de producir y de vender. Ya no se trata de producir simplemente.
Se considera que no ha mediado un esquema de transición efectivo entre el cambio de modelo, y eso presiona en este contexto de prácticamente apertura total.
Algunas de las vertientes que se pudieran considerar como emergentes para promover el desarrollo agropecuario son, el desarrollo de la agroindustria para incorporar valor a los productos primarios y diferenciarlo de otros productos.
Esto no se refiere a la agroindustria con grandes instalaciones de transformación de productos; sino simplemente promover que los productos del sector primario dejen de ser genéricos y que se puedan identificar como un producto diferenciado. Eso le genera certidumbre al productor, al separarse de la base común.
Ya no se trata de que la actividad agropecuaria o agrícola sea una actividad de recolección. Tendría que ser una actividad programada en tiempos, calidades, formas, para entregas eficientes.
