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Norte y Sur / El caos resiente el poder

Salvador Barros

El argumento de La Silla del Águila de Carlos Fuentes, transcurre en 2020, con un presidente abúlico, y enfermo terminal, y unos Estados Unidos comandados por Condoleeza Rice, quien decide castigar a los aztecas cortándoles todas los medios de comunicación. Corre el año 2020 y en México florece la democracia. Pero nada o casi nada ha cambiado políticamente en el país, y muchas cosas están peor, Así describe Carlos Fuentes en su última novela, La Silla del Águila, el futuro de México. La misma portada del libro publicado por Alfaguara sienta el tono altamente pesimista de la obra de 412 páginas, ya que en la tapa muestra una antigua butaca afelpada -símbolo de La Silla del Águila o del sillón presidencial mexicano- con una pata delantera rota, reposando sobre un grueso y viejo tomo de cuero con una sola palabra en el lomo: "Constitución". El presidente en turno es Lorenzo Terán, del Partido Acción Nacional, un hombre bonachón pero abúlico, quien cree que la sociedad civil puede y debe gobernarse por sí misma y que la mayoría de los problemas se solucionan solos si se les ignora. También sufre de leucemia terminal, cosa que pocos lo saben, y es elegido por buena mayoría de votos.

La democracia de Fox

Claro que existe democracia y mucha, como la impuso Vicente Fox cuando destronó a través de las urnas, como candidato del PAN, al Partido Revolucionario Institucional en el año 2000. El PRI había gobernado a México, a las buenas o a las malas, durante siete décadas Lo que pasa es que el país está casi al borde del caos. Hay ocho partidos políticos reconocidos, tres de los cuales -como hoy- predominan en el Congreso, pero sin mayoría absoluta, y se aprueban muy pocas leyes. Todos los partidos están fragmentados en facciones, casi atomizados. Resultado: El legislativo, como en los tiempos de Fox, sigue rehusando aprobar reformas estructurales como el Impuesto Sobre el Valor Agregado de alimentos, libros y medicinas, por ejemplo: Hay corrupción, narcotráfico (por supuesto), un poco de terrorismo, guerrillas menores por aquí y por allá, grandes negocios. Estalla una que otra huelga, rápidamente reprimidas para proteger la inversión, especialmente la extranjera. La Universidad Nacional Autónoma -la más grande de América Latina- está cerrada desde dos años atrás, cuando fue tomada por un grupo de estudiantes y profesores descontentos, Dios sabe por qué. Y por supuesto hay muchísima intriga palaciega y una tupida dosis de perversidad reflejada en los comentarios sobre las relaciones sexuales ilícitas de medio mundo.

Errores garrafales

A pesar de su tendencia a "dejar hacer", el Presidente Terán comete dos garrafales errores. A sugerencia de un misterioso consejero apodado Séneca, exige a los Estados Unidos que retire sus tropas de Colombia, país que invadió hace poco dizque que para combatir el narcotráfico, y que le pague a México por su petróleo precios superiores a los de la OPEP. La represalia de la presidenta de los Estados Unidos, Condoleeza Rice -la misma que hoy es consejera sobre asuntos de seguridad nacional del presidente George W. Bush-, no se hace esperar. La mandataria desconecta todas las comunicaciones de México a través de un consorcio de La Florida que controla los circuitos y las líneas del vecino del sur y que adquirió este poder décadas atrás, cuando el presidente de turno logró imponer "la gran privatización del país" en aras del desarrollo, por supuesto. El resultado es que de la noche a la mañana, no hay Internet, e-mails, televisión, radios, teléfono, telégrafo, nada. Ni siquiera los inefables celulares. La explicación que nadie cree, es que siendo el 2020 un año capicúa, las computadoras que controlan las comunicaciones de México se descontrolaron y nadie sabe cuánto tiempo se tardará en reconfigurarlas. Las comunicaciones del país se reducen a lo escrito -cartas- violando el gran "tabú" de la política mexicana: No dejes nada por escrito. Y la novela de Carlos Fuentes consiste en una serie de cartas, mensajes epistolares grabados, entre las variadas figuras que detentan el poder.

Nada de Derechos Humanos

Los mensajes demuestran que sigue existiendo tortura, fusilamientos discretos, asesinatos y todo lo demás. Lo que sí no hay es movimientos en pro de los derechos humanos. Hasta el jefe de policía, un lúgubre personaje llamado Cícero Arruza, es mandado fusilar por el Secretario de Defensa, Mondragón von Bertrab, graduado de un instituto de altos estudios militares de Alemania. La "operadora" política principal es una soltera cincuentona y rica, María del Rosario Galván, quien mueve muchas piezas desde la trastienda, y por supuesto tiene muchos amantes entre la "élite" gobernante. El Secretario de Gobernación es reemplazado dos veces, pero la intriga sigue a todo vapor, y se intensifica aún más cuando el presidente Terán fallece por su enfermedad en su cuarto año en el poder. México no tiene vicepresidente. Luego de muchas maniobras, como manda la ley, el Congreso nombra al Secretario de Gobernación, un joven llamado Nicolás Valdivia, presidente provisional hasta terminar el sexenio. Su antecesor y amigo, Bernal Herrera, es postulado candidato -favorito- para las siguientes elecciones. Ambos están enamorados de María del Rosario, quien sigue en el centro de las intrigas. Una de las primeras cosas que hace el presidente provisional Valdivia es expresar su apoyo a la invasión estadounidense de Colombia, lo que, junto con otras medidas igualmente entreguistas, logra apaciguar a la presidenta Condoleeza Rice. De inmediato el consorcio de La Florida restablece las comunicaciones en México. Allí termina la novela, y se reanuda la "cuenta regresiva" de la realidad. Fuentes ofrece una ágil narración en que se combinan los problemas políticos del país -en un año 2020 en el que México parece no haber avanzado nada frente a las corruptelas, maniobras y traiciones políticas que hoy marcan nuestra vida pública- con un estudio psicológico de una amplia serie de personajes interesantes y contrastantes. Si en "La región más transparente" las claves se ciñen en torno a Ixca Cienfuegos, un personaje arquetípico que cataliza el relato, el eje de La Silla... es María del Rosario Galván, mujer brillante y ambiciosa que no tiene objeciones para usar su poder de seducción o su cuerpo como forma de ejercer influencia política. Bernal Herrera, el Secretario de Gobernación, elude responsabilidades con la intención de promover sus posibilidades de llegar a la Presidencia de la República. Tácito de la Canal, el lambiscón jefe de gabinete, actúa también con el propósito de alcanzar La Silla del Águila. César León es un ex presidente de la República que quiere regresar al poder. Jesús Ricardo Magón, un anarquista rebelde que acepta cortarse el pelo e ingresar al gobierno con el sueño de cambiar el país pero termina traicionando sus principios. Nicolás Valdivia es un misterioso y brillante joven a quien la influyente María del Rosario Galván le promete: "Yo seré tuya cuando seas presidente de México. Y te lo aseguro: yo te haré presidente de México". Fuentes aprovecha el colapso de las comunicaciones electrónicas para construir su narrativa a base de cartas y cintas grabadas que van bosquejando el drama de un país que, pese a los 18 años de distancia que tiene frente al nuestro, sigue siendo tan similar al de hoy en las actitudes de los políticos como lo es el México de hoy frente al que vivimos hace 18 años La Silla del Águila está llena de personajes típicos, caricaturizados, de la vida política nacional. El secretario de Estado empeñado en enriquecerse, la esposa del político que intriga con el propósito de promover a su marido, el presidente del Congreso que cree ser un gran manipulador y termina siendo manipulado él mismo. Algunos personajes están tomados de nuestra historia política reciente. El "anciano del portal" es un ex Presidente con corbata de moño o guayabera que prodiga frases hechas de supuesta sabiduría política en el Café de la Parroquia de Veracruz; en otras palabras, Adolfo Ruiz Cortines. Tomás Moctezuma Moro -con su nombre inspirado en Tomás Moro, el santo patrón de los políticos- no es otro que la imagen popular, casi mítica, de Luis Donaldo Colosio. Fuentes construye una obra de varios niveles. La trama se mueve con la rapidez de un thriller político en el que poco a poco se va armando un complejo rompecabezas. María del Rosario, uno de los personajes femeninos más intrincados en toda la obra de Fuentes, es una mujer de gran carácter con la que algunas lectoras se identifican pero que otras desprecian con toda el alma. Cuando empecé a leer La Silla del Águila me irritó el tono sarcástico. Después de algunas páginas, sin embargo, me acostumbré a la ironía y me dejé atrapar por la trama. Decenas de veces, sin embargo, me detuve a preguntar qué brujo de Catemaco le dio a Fuentes el poder visionario que le permitió adelantarse a tantos aspectos de la historia política que hoy estamos viviendo en nuestro país.

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