Se ha cumplido otro ciclo de campañas electorales en el estado de Durango. Los resultados como en el pasado, sólo que por diferente causa, se pueden prever: el PRI camina tranquilo a retener la gubernatura y el control de Congreso local; en la elección de la presidencia municipal de Gómez Palacio va a ser un verdadero día de campo para Octaviano y su equipo de trabajo.
En Lerdo en cambio, todo parece indicar que Rosario Castro Lozano, ex alcaldesa de esa apacible ciudad, retomará el mando, aunque tendrá que estar muy abusada porque en el tradicional medio rural priista las cosas pudieran, en remoto caso, cambiar los resultados en favor de su contendiente por el revolucionario David Núñez.
Será entonces un domingo sin emociones, excepto al parecer en la capital del estado. En Durango la cosa aparece más pareja, tanto el ahijado político del actual secretario de Turismo, Jesús Elizondo, Rodolfo Dorador, como Jorge Herrera por el otrora oficial aparecen en la última encuesta realizada por El Siglo de Torreón, virtualmente con un empate técnico. Los dos puntitos de diferencia de ventaja de los que goza el panista por supuesto no aseguran nada a la hora de la verdad, máxime en una comunidad donde el predominio de los pertenecientes al PRI es por demás manifiesto, con sus consabidos y desafortunadamente no erradicados comportamientos en los domingos de elección que tanto los han caracterizado.
Habrá qué esperar entonces sólo ese resultado con ansiedad, los demás en las cabeceras importantes ya están decididos, especialmente para Ismael Hernández para gobernador. Su verdadera competencia la vivió en diciembre pasado cuando por estrecho margen y en proceso interno cargado de suspicacias, venció al lagunero Carlos Herrera Araluce, jefe máximo político de su partido en La Laguna.
Lo peor de todo es que el señor Hernández además de sus cualidades políticas que lo llevaron a ser candidato, la victoria se la aseguraron sus propios rivales. El PAN estatal duranguense de verdad se comportó de manera vergonzosa. Aceptan como competidores a su proceso interno de selección de candidatos a un señor Campos Murillo y al dirigente estatal del partido por varios años Andrés Galván. Lo penoso no fue haber aceptado a los contendientes, el fiasco ocurre cuando Galván con supuestamente todo un bagaje político realizado dentro de su gestión, se impone por reducida ventaja al foráneo Campos Murillo y para acabarla, pierde todas las casillas instaladas en la capital, lo que genera dudas, empaña el resultado y fractura al partido. El último clavito al ataúd se lo dan al repartir los huesos en las listas plurinominales donde colocan nada más ni nada menos que a un hijo de Juan de Dios Castro Lozano, actual presidente de la Cámara de Diputados Federal y líder de uno de los dos grupos dominantes en el panismo, el otro lo capitanea Elizondo.
En fin que el escándalo ya estaba desatado y aun cuando Castro júnior desistiera del hueso por de faul que se le había ofrecido, el cisma ya estaba hecho. El resultado fue un candidato débil que sólo legitimará el triunfo de Hernández y otra vez dejaron pasar los panistas la oportunidad de darle a su estado la saludable alternancia política.
De la coalición Todos por Durango hay poco de qué hablar. Campos Murillo, perdedor contra Galván toma la candidatura del frente formado por partidos de izquierda ¡al diablo las convicciones! Si no pude por los de la derecha, por qué no por la izquierda. Lo único que dio la nota fue la cantidad de recursos que se gastaron en sus campañas.
Lo mejor que puede pasar es que sea una jornada democrática con la mayor cantidad de votos posibles y hay que recordar, si no votas no te quejes.
...que parezcan malas
La información aparecida en El Siglo de Torreón acerca de los trabajos que realiza Jimsa, la empresa constructora de la que es socio el director de Desarrollo Urbano de Torreón, Eduardo Jiménez Saracho, en las adecuaciones que se llevan a cabo en el Distribuidor Vial Revolución no dejan de levantar suspicacias. Recordemos que ya en otra ocasión empresas relacionadas con este funcionario habían sido cuestionadas cuando reparaban colectores caídos.
Hace bien el Alcalde en defender a su subordinado, es lo menos que alguien puede pedir de su jefe, pero por lo menos tal vez por simple sentido común deberían evitar esos detalles, pero tal vez ni eso tienen. eirazoqui@elsiglodetorreon.com.mx