De la vida diaria| Necesario que la gente tenga el control
EL SIGLO DE TORREÓN
La publicidad influye en la satisfacción inmediata de una necesidad
TORREÓN, COAH.- Ana Laura es una madre de familia que acudió al centro comercial en busca de jamón para mandar un lonche a su hijo a la escuela. Mientras avanzaba empujando el carrito, encontró que había oferta en los tenis de niño, en los rollos de papel de baño y en los champúes, lo que aprovechó de inmediato.
Cuando ya se hallaba en su casa, orgullosa de haber encontrado múltiples descuentos, se dio cuenta de que había olvidado el jamón, precisamente por lo que había acudido al centro comercial.
Los seres humanos tienen una energía que se traduce en deseos y debe ser descargada. Hay gente que tiene que estar repitiendo porque necesita una respuesta y en el caso de los compradores compulsivos, la publicidad les ofrece esa respuesta.
El psicólogo clínico, Humberto Guajardo Acuña, explica que, aunque la publicidad no maneja a la persona, sí llega a detonar, en un momento dado, el problema en el individuo que ya lo venía padeciendo.
?¿Qué es primero?: ¿una persona que tiene respuesta a la publicidad o la publicidad nos hace compulsivos? Yo creo que es lo primero, porque si no, todos seríamos así?, manifiesta, ?una persona tiene una dificultad en su personalidad y aquí encuentra la respuesta a verse bien, sentirse tranquilo y descarga su necesidad?.
Esto alude al principio de placer y el de realidad, donde el primero demanda la satisfacción inmediata de una necesidad, pero el segundo posterga y se adapta a las posibilidades que existan.
El comprador compulsivo se rige por el principio de placer. Se empata el problema que trae la persona en su interior con la oferta que propone la posibilidad, que lleva a consumir.
?La forma en que están distribuidos los centros comerciales, con las frutas, verduras, lácteos, carnes, lo necesario al fondo, para ir bombardeando al cliente con la necesidad?, expresa el también académico.
Modelos
La adolescencia es la etapa más susceptible para adoptar modelos, que van desde deportistas, músicos, actores, hasta escritores o incluso políticos, que representan una respuesta para el joven, cuya principal inquietud se centra en la pregunta: ?¿Quién soy??.
?La moda es impresionantemente aceptada de muchas clases: cabello, formas de cuerpo, tamaños de cuerpo, palabras que utilizan los intelectuales?, indica el psicólogo.
Uno de los riesgos más grandes es cuando la gente lo ve como el único modelo. Para el adolescente es muy importante la imagen, por lo que la publicidad le ofrece principalmente una imagen corporal como prototipo a seguir.
?Un adolescente típico lo toma, lo mastica un rato y luego lo deja, pero alguien que tenga dificulta-des de personalidad lo toma como único modelo, como una meta, una necesidad?, comenta, ?se llega a cuestiones como la anorexia y la bulimia o a cirugías para tener ciertas medidas en el cuerpo?.
Guajardo Acuña señala que se tiene la necesidad de amoldarse al modelo para parecerse al grupo, lo que deriva en situaciones de aceptación, pertenencia, autoestima, madurez.
?La adolescencia es el ?caldo de cultivo? más importante, pero también tenemos gente adulta que vive en la adolescencia emocional y también son propensos a ello?, expresa, ?entonces surge el choque entre la publicidad que te oferta y la realidad en que vives?.
El psicólogo subraya que todos los seres humanos tienen modelos, lo que no genera problemas mientras no se utilice a los elementos para parecerse a ellos.
?Lo más importante es saber que tengo mi decisión, que no soy sujeto de otra persona, que se tiene la voluntad de comprar o no?, agrega, ?la gente necesita sentir que tiene el control para que lo pueda regular?.
LOS MODELOS
De acuerdo con Humberto Guajardo, psicólogo clínico, todos los seres humanos cuentan con un modelo a seguir, al que ponen algo de sí mismos.
-La persona debe entender qué necesita y qué quiere.
-Mantener un equilibrio entre lo que se requiere y lo que se desea.
-Preguntarse para qué se obtiene el bien: para parecerse al modelo, sentirse mejor, pertenecer a un grupo o por gusto propio, independientemente de que sea aceptado o no.
-Evaluar si por obtener el bien se desequilibra de manera económica o social a la familia.
-Competencia, en ocasiones a la persona no le importa uno mismo, sino que no le ganen.
FUENTE: Humberto Guajardo Acuña, psicólogo clínico