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Nuestra Salud Mental / Puentes a Cruzar en San Francisco

Dr. Víctor Albores García

Cuadragésima sexta parte

Por otra parte, el siguiente ponente en este interesantísimo simposio, con un tema tan relevante como es el de nuestra influencia como padres en el desarrollo de los hijos, fue el Dr. David A. Mrazek, psiquiatra dedicado a la genética en la Clínica Mayo de Rochester, Minnessotta. Él propuso la existencia de cinco rasgos básicos que deben valorarse en el padre o en la madre para medir en forma efectiva su capacidad respecto a la paternidad y a la maternidad. Al no existir una palabra específica en castellano que describa este proceso, como ocurre en inglés (parenting), el término ha sido traducido por algunos especialistas como parentaje. Estos cinco rasgos principales son: la disponibilidad emocional que presenta el padre o la madre en cuanto a sus relaciones personales, que tiene que ver no sólo con su presencia física en el hogar, sino también con su presencia emocional como persona, a través de su calidez y de su capacidad para relacionarse afectivamente en primer lugar, lo que obviamente repercutirá en la relación con los hijos. El segundo rasgo tiene que ver con los controles y los permisos, es decir que ello se refiere a la capacidad que tenga cada uno de ellos para saber ser firme en las circunstancias que así lo requieran, pero también con la suficiente flexibilidad para poder enfrentar y actuar adecuadamente ante cierto tipo de experiencias y conductas de los hijos. El tercer rasgo tiene que ver con la salud mental de cada progenitor, puesto que la presencia de cualquier tipo de trastorno psiquiátrico en el padre o en la madre, obviamente va a repercutir en la capacidad de cada uno de ellos para relacionarse con los hijos y educarlos. Por lo mismo, la existencia de cualquier trastorno debe ser valorada respecto al tipo y a la severidad del mismo, sea que se trate de trastornos de ansiedad, depresivos, de personalidad, de alcoholismo o de cualquier otro tipo de adicciones, y trastornos más severos.

Para el Dr. Mrazek, el cuarto rasgo se refiere a la información con la que cuenta cada sujeto con respecto a la educación de los hijos. Aunque por un lado, todos contamos desde niños con la experiencia de haber sido educados por nuestros padres, de donde aprendimos una serie de reglas y patrones, así como de modelos que utilizamos en el presente para educar a nuestros hijos, también se requiere de información más actualizada. El ponente se refiere a una base de conocimientos adquiridos a través de cursos o de libros y lecturas, lo que a su vez, unido a la educación y las experiencias recibidas y transmitidas, estimule también el desarrollo de un nivel educativo más completo. Gracias a ese nivel educativo, el padre o la madre podrían tener acceso al conocimiento y la comprensión del proceso del desarrollo humano tanto en referencia a lo físico como a lo emocional, así como a los principios básicos que se requiere conocer para el buen cuidado y orientación de los hijos. Como último rasgo, el conferencista habló de la capacidad que tiene cada padre o madre para comprometerse con otras personas, tanto entre ellos mismos como pareja, como naturalmente hacia los hijos. Gracias a esa capacidad, pueden desarrollar vínculos importantes y adecuados, con un nivel de apego de mayor fuerza y seguridad. Es así como a través de ese compromiso podrían ser capaces de organizarse como madre o como padre para dividir sus funciones como equipo, de un modo complementario y hacia una jerarquía adecuada de prioridades respecto a las responsabilidades que se deben tener para el cuidado de los hijos, no sólo en el aspecto físico, sino también y en forma muy importante en el aspecto emocional.

Curiosamente el Dr. Mrazek ha llegado a la detección de tales rasgos a través de su trabajo con los padres y las madres de niños que tienen problemas severos de asma, atendidos por él en la Clínica Mayo. A través de los años, él ha desarrollado una entrevista específica para valorar tales aspectos en estos padres, en los que investiga diferentes factores importantes relacionados con este padecimiento, tales como los aspectos genéticos familiares, los tipos de alergenos estimulantes de estas reacciones, así como la exposición de los chicos a estresores emocionales intensos en el ambiente en el que se desarrollan, y que naturalmente en muchos casos tiene que ver con la familia. Asimismo, como resultado de sus experiencias él ha desarrollado una escala para medir los factores de riesgo presentes en cada pareja de padres. De esa manera, al detectar y valorar los factores de riesgo que se encuentran en el chico, sus padres o el ambiente familiar, el terapeuta puede planear en forma conjunta con ellos, el tipo de intervenciones terapéuticas que se requieren para ayudar tanto a su paciente asmático, como a los padres o al ambiente familiar en general.

Gracias al nivel educativo de las parejas de padres en EUA con respecto a los temas de salud mental, que suele ser bastante más alto del que encontramos en nuestro país, ello facilita el hecho de que se puedan llevar a cabo ese tipo de valoraciones médicas familiares más completas, así como de las intervenciones terapéuticas también familiares que se requieren para el tratamiento más completo de estos pacientes. Gracias a ello, la familia funciona entonces junto con su médico, o con el tipo de terapeuta o terapeutas que se requieran, como un equipo más armonioso y completo de trabajo, que buscan el logro de objetivos terapéuticos comunes. Idealmente, la posibilidad de trabajar en forma de equipo con los padres, los pacientes y la familia en general cuando es necesario, tiene definitivamente mayores posibilidades de éxito y del logro de resultados favorables, en la desaparición de los síntomas y la cura del trastorno, que cuando se trabaja con el paciente infantil o adolescente solamente. Aunque el trabajo conjunto con las familias es una experiencia muy antigua en la práctica médica tradicional, no fue sino hasta la década de los cincuentas que dicha práctica se introdujo en el área de salud mental. Fue así como una serie de terapeutas sumamente reconocidos en diferentes partes de Estados Unidos y otros países, la iniciaron como un estilo de orientación específica y diferente de otras corrientes, a la que denominaron terapia familiar. Desde entonces se ha extendido de una manera asombrosa, gracias a los excelentes resultados que se han obtenido en las diferentes áreas de la salud mental. (Continuará).

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