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Nuestra Salud Mental / Puentes a cruzar en San Francisco

Dr. Víctor Albores García

(Quincuagésima quinta parte)

Ante cambios tan radicales, e inclusive confusos y estresantes para las familias actuales en las que su estructura básica y tradicional está evolucionando de un modo tan acelerado, drástico y hasta violento, el doctor Minde planteó la necesidad de desarrollar programas básicos de educación para los padres, que les ayuden a conocer y aprender sus roles dentro de estos nuevos contextos sociales. En primer lugar, él trató de definir cuáles serían los objetivos principales de este tipo de educación: el enfocarse primeramente a las habilidades y a los sentimientos de los padres en este proceso, así como a las tareas que se presenta y que ambos deben ejercer; en segundo lugar, el darles a conocer asimismo el conocimiento teórico de los aspectos del desarrollo humano tanto en referencia a los niños como a los adolescentes y naturalmente a los padres como adultos, así como a los diferentes aspectos de la formación y el desarrollo de la familia, ya sea en su interacción como en su dinámica. Estos objetivos jugarían a su vez un papel muy importante en cuanto a la prevención de los trastornos físicos y psiquiátricos naturalmente. El ponente consideró este tipo de cursos y programas como indispensables y como parte además de un orden universal; programas que a su vez deberían ser organizados y enfocados según las necesidades específicas de los diferentes grupos de padres y de hijos a los que se dirijan.

El Dr. Minde presentó asimismo las características de algunos de los programas de educación para los padres que se han desarrollado en el pasado, tales como los de tipo reflexivo, iniciados bajo la influencia de la orientación Rogeriana, dirigidos a ?escuchar activamente?, a reconocer los mensajes y a encontrar diversos métodos para la resolución de los conflictos. Por otro lado, estuvieron los programas de orientación Adleriana, en los que se perseguía un ambiente democrático en el hogar, pero a la vez con roles y reglas firmes y congruentes. Surgieron asimismo los programas de estilo conductista, dirigidos a la supresión o a la modificación de conductas indeseables en los niños; programas todos ellos que siguen en vigencia en algunas escuelas. En el presente sin embargo, se han desarrollado otros nuevos programas como el llamado Padres como Maestros de Missouri (PAT), el Entrenamiento Efectivo para Padres (PET) (que es bastante popular en nuestro país), o el Entrenamiento Sistemático para un Parentaje Efectivo (STEP). Se trata de programas que en general se han basado en la importancia de lo que se considera el aprender a ?escuchar activamente? a los hijos, como una forma de comprender lo que ellos realmente tratan de decirnos entre líneas a través de mensajes no siempre fáciles de decodificar. Hay que tomar en cuenta, que tanto en los niños como en los adolescentes, no siempre se ha desarrollado por completo a esas edades la capacidad de decir las cosas abierta y directamente de manera que es ésta una forma muy común de comunicarse, a través de ese tipo de mensajes. Inclusive podríamos afirmar que todavía entre los mismos adultos la comunicación no siempre es muy clara o directa, de modo que también tenemos que ?escuchar activamente?, para realmente poder llegar a captar ese tipo de mensajes entre líneas. Gracias a ese método, existe entonces la posibilidad de captar tales mensajes, lo que definitivamente representa una mejor oportunidad para el diálogo entre padres e hijos.

Por otra parte, existen a su vez programas de educación para padres, pero que han sido enfocados a determinado tipo de grupos parentales con rasgos y necesidades específicas. Por ejemplo, hacia padres de niveles socioeconómicos bajos, o igualmente hacia aquéllos con niveles de educación limitada. Otros programas están dirigidos hacia la prevención del abuso infantil, en familias o en padres en donde existen ese tipo de riesgos, debido a las diversas condiciones en que viven y al tipo de ambiente en el que se desarrollan. Asimismo, se han desarrollado programas educativos dirigidos a madres solteras adolescentes, quienes no cuentan con los recursos económicos necesarios, pero inclusive ni siquiera poseen en ocasiones los mínimos recursos sociales y emocionales. Por último, también se mencionaron aquellos programas que están encaminados a ayudar a los padres cuyos hijos padecen determinado tipo de incapacidades físicas o emocionales, problemas de conducta o determinados trastornos psiquiátricos, como por ejemplo el del trastorno por déficit de la atención, tan popular y tan mencionado en nuestra época.

Sin embargo, el programa de educación para los padres, no tiende a centrarse exclusivamente en muchos de estos casos en un curso de conocimientos teórico-prácticos sino que también toman en cuenta otros aspectos no menos importantes. En ese sentido, la mayoría de estos programas tienden a enfocarse además de la educación de los padres, en otro tipo de intervenciones también consideradas como importantes y complementarias para estos casos específicos. Así pues, se forman entonces grupos de niños que llevan en sí un programa de entrenamiento en diferentes tipos de habilidades que no han podido desarrollar del todo por sí mismos, aún dentro del ambiente familiar, puede tratarse de habilidades perceptuales, motoras, de lenguaje, intelectuales, etc. En otras ocasiones, el tipo de grupos que se integran puede ser entre padres e hijos, para trabajar con ellos ciertos objetivos específicos respecto a sus relaciones e interacción, tales como serían la comunicación, la disciplina, el intercambio afectivo, etc. Debido a que en muchos de estos niños o adolescentes, existen problemas de funcionamiento académico y de retraso escolar, o inclusive de trastornos de aprendizaje, también es necesaria entonces la formación de grupos para asesoría académica o pedagógica, sea dentro o fuera de sus escuelas, y de acuerdo a sus necesidades específicas. Por otra parte, la formación de grupos de pares, es decir de niños o de adolescentes de edades semejantes, presentan asimismo diferentes ventajas en cuanto a la estimulación del proceso de socialización que se da entre ellos y que obviamente les ayudará en su desempeño en el tipo de ambientes en que se muevan. Puede ser muy útil para hijos únicos, para individuos introvertidos y aislados y en general para aquéllos a quienes les es difícil el acercamiento y comunicación con sus compañeros. Por último, dentro de estos programas, también se llevan a cabo visitas domiciliarias por parte del personal encargado, como una forma de llevar a cabo y mantener un seguimiento, así como para evaluar paralelamente la forma como se está llevando a cabo el programa y naturalmente los resultados que se obtengan. (Continuará).

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