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Nuestra Salud Mental / Puentes a cruzar en San Francisco

Dr. Víctor Albores García

Trigésima Sexta Parte

El cerebro es para la Dra. Benoit, el órgano básico y representativo de psiquiatría, y por lo mismo, trata de mostrarlo en vivo y explicarlo a sus pacientes, para compartir con ellos esos conceptos sobre el desarrollo y la plasticidad de este órgano vital. Así lo hace ella lo mismo con sus pacientes adultos, que con los niños y adolescentes que trata. Para ello se sirve de un modelo de plástico que tiene en su consultorio, pero asimismo usa el modelo del puño y la palma de su mano, en el momento que cierra el primero sobre la última de modo que forman una figura semejante al cerebro. Gracias a esta figura tridimensional hecha con su mano, puede explicarles las estructuras básicas del mismo. Se trata de un modelo que a su vez ha sido muy utilizado en forma exitosa por el Dr. Daniel J. Siegel, otro de los ponentes de este simposio y autor de varios libros al respecto. Gracias a ese modelo, ella les habla sobre los conceptos de un cerebro pensante, de un cerebro que siente y también de un cerebro que actúa, como tres de las funciones básicas de este órgano. Con los chicos, es una forma de ayudarles a hacerse conscientes del hecho de que ellos se pueden calmar por sí mismos y al hacerlo, pueden controlar en esa forma su cerebro.

La adolescencia para ella, no solamente representa una segunda oportunidad desde el tipo de perspectiva psicoanalítica, en cuanto a la resolución de conflictos tales como el de una segunda separación -individuación, o de aquél que trata de la dependencia- independencia, o inclusive del conflicto mismo de Edipo, sino que también representa una segunda oportunidad desde la perspectiva biológica. Durante este período de la vida, se presenta una nueva maduración del orden neurológico, de modo que hay proliferación de neuronas una vez más, reflejada en la formación de nuevos circuitos en diferentes áreas del cerebro, especialmente en la corteza del lóbulo frontal, lo que a su vez conlleva cambios importantes que se van a reflejar en los estados de ánimo y en las conductas. Sin embargo, esta maduración no se da en forma semejante y sincrónica en todos los adolescentes, puesto que al igual que sucede con otros de los cambios físicos propios de la pubertad, el ritmo es único y muy diferente para cada individuo.

Para el Dr. Eugene Beresin, psiquiatra infantil del Massachusetts General Hospital de la Universidad de Harvard, es ridículo seguir manteniendo como cierto ese concepto de lucha eterna entre sí es más importante la naturaleza del individuo que las experiencias ambientales, es decir, el famoso conflicto entre la herencia y el ambiente, sobre cuál de ellos es más importante para la formación de un individuo. Él opina que desde muy temprano, el cerebro del bebé se conectará y estará influido por las múltiples experiencias sociales a las que todos estamos expuestos desde nuestro nacimiento (ello incluye el ambiente y la forma en que se nació, el nivel socioeconómico y cultural, el tipo de padres que se tiene, los hermanos y la familia por sólo mencionar las primeras experiencias, que naturalmente seguirán siendo innumerables a lo largo de la vida), pero supeditado además a la influencia genética. En esa forma, las transmisiones neuronales son estimuladas por las experiencias, con activación de los genes y la consecuente formación de nuevas sinapsis o sea de conexiones y redes neuronales. Es así en esa forma, a decir de este ponente, como es posible entonces que la experiencia vaya moldeando y modificando al cerebro, lo que confirma para él, la naturaleza social de este órgano.

Al tomar en cuenta estos conceptos integradores de los genes con los aspectos sociales y con los psicodinámicos, el Dr. Beresin afirma que definitivamente una psicoterapia efectiva traerá cambios importantes en el cerebro de los pacientes (y yo añadiría que sería lógico pensar que también sucedería lo mismo en el cerebro del terapeuta, puesto que como se ha mencionado anteriormente, se trata de un importante e intenso proceso interactivo entre ambas mentes y ambas personas: terapeuta y paciente; un proceso en el que se intercambian en forma consciente e inconsciente ideas, imágenes, fantasías y emociones). Al seguir esta línea de pensamiento, se puede pensar que lo mismo podría suceder con las relaciones sociales en la vida. Es decir, que a través del intercambio intenso e importante que se da en muchas de nuestras relaciones interpersonales, tal interacción también podrá afectar definitivamente a este tipo de estructuras neuronales. Existe además un elemento básico y que juega un papel central en dichos procesos interactivos, se trata naturalmente de las emociones. Para el Dr. Beresin, las emociones implican un proceso de neurointegración, de manera que cuando se tiene problemas con ellas, sobreviene a su vez como resultado un proceso desintegrativo. Por ende, y como corolario, él considera entonces que los trastornos psiquiátricos son trastornos de la autorregulación y de la integración de estos procesos, que no han funcionado adecuadamente.

Basado en la teoría del caos, el ponente afirma que el sistema nervioso central es un tipo de sistema muy complejo, que precisamente tiende a dirigirse hacia esa complejidad, en la búsqueda de la estabilidad, la flexibilidad y la adaptación, pero como algo opuesto al caos o a la rigidez. En esa búsqueda se trata de lograr un equilibrio entre la diferenciación a la vez que la integración, es decir, que se acepten las diferencias, pero que a la vez se puedan integrar como parte de un todo, lo cual idealmente traería como consecuencia el balance deseado y por ende la salud mental como resultado.

El Dr. Beresin no sólo es un investigador, como varios de los ponentes en este simposio, sino que también ha desarrollado intereses importantes en el proceso educativo de médicos, residentes de psiquiatría y público laico. Por lo mismo, uno de sus objetivos es el de tratar de integrar los resultados de sus investigaciones con los aspectos teóricos existentes, así como con la práctica clínica. Esa integración de los materiales la considera vital en todos los aspectos de su trabajo, desde las valoraciones psiquiátricas que lleva a cabo en la consulta externa de psiquiatría infantil y del adolescente, como en sus experiencias para consultar clínicas pediátricas, tribunales juveniles, escuelas y centros comunitarios para la salud mental. Mediante tales experiencias a tan diferentes niveles, él busca desarrollar cierto tipo de programas de entrenamiento para profesionales, en los que la filosofía básica esté relacionada precisamente con la integración de los conceptos actualizados sobre el cerebro, la mente y el ambiente social, enfocado hacia la interacción con otros individuos durante las múltiples experiencias de la vida. (Continuará).

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