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Nuestra Salud Mental / Puentes a Cruzar en San Francisco

Dr. Víctor Albores García

Trigésima Novena Parte

¿Qué tan sensibles somos los seres humanos hacia nosotros mismos, hacia los demás y hacia nuestros hijos; es decir, qué tan conscientes estamos de las necesidades y las carencias de los demás, así como de las propias? Se trata definitivamente de una pregunta interesante y que nos lleva aunque no queramos, a enfrentarnos con nosotros mismos, precisamente en cuanto a nuestra calidad como seres humanos. Basado en tal interrogante, el Dr. Daniel Siegel señala el hecho de que la capacidad de los padres (padre y madre) para comprenderse a sí mismos en una forma coherente, mediante la cual su vida pueda cobrar sentido para cada quien, es la base para que se les pueda proporcionar una relación y una educación sólida a los hijos. A pesar de que la vida que se ha llevado haya sido terrible, con muchas experiencias negativas, a la larga lo que importa realmente es la comprensión y el sentido que se le dé a la misma, puesto que ello será fundamental para formar una relación con los hijos y desarrollar esa capacidad de apego que se necesita.

Aquellos padres o madres que han logrado comprender e integrar de laguna forma el tipo de experiencias que han vivido durante su desarrollo, tendrán a su vez un mejor conocimiento y comprensión de sí mismos, lo cual les permitirá llegar a alcanzar un mejor y mayor sentido de seguridad. Tal seguridad podrá ser a su vez transmitida a los hijos en el tipo de vínculo que formen con ellos, en su muy particular estilo de apego. Ese para Siegel, es el primer paso en el proceso formativo de ser padre o ser madre, el hecho de iniciarlo mediante la propia comprensión y conocimiento de sí mismos. Cuando los padres no logran llevar a cabo este proceso reflexivo e integrador, que a la vez los libera de sus propios padres y les da ese sentido de independencia, aparece entonces un riesgo muy importante de repetir los mismos patrones de apego y de conductas que se dieron en su familia de origen.

Este conocimiento y comprensión de sí mismos y del tipo de vida que han llevado, les permitirá entonces a los padres estar más alertas y ser más sensibles a las señales específicas que les envían sus hijos desde bebés, lo que también naturalmente se trata de otro factor importante que ayuda a evitar la repetición de los mismos patrones del pasado. A su vez, esta comunicación e interacción que se da entre padres e hijos, irá asimismo influyendo sobre el cerebro de estos últimos, en un proceso que Siegel denomina de ?neurobiología interpersonal?. A pesar de que tempranamente, así como después, el cerebro está influido por los genes, también las experiencias sociales de dicha relación con los padres y en el ambiente familiar, van a determinar cambios en el cerebro. Es ésta la forma en que el ponente explica la interacción que se da entre lo neurofisiológico y lo interpersonal, para influir en el cerebro, lo que obviamente traerá como resultado el que la mente también sea considerada como interpersonal y neurofisiológica.

De acuerdo a estos conceptos, la forma en que cada pareja de padres se comunica e interactúa con sus hijos, influirá consecuentemente en su desarrollo. Cada pareja debe aprender a comunicarse con el o la bebé, a través de captar primeramente sus señales, señales que definitivamente no son verbales durante los primeros años. Es precisamente en ese punto en el que radica la sensibilidad de cada madre y cada padre para poder captarlas. El segundo paso en este proceso de comunicación, consiste naturalmente en la comprensión y traducción de tales señales, de modo que cobren sentido para los progenitores. El tercer y último paso de acuerdo a Siegel, es la respuesta que se les dé a tales señales, una vez que han sido captadas y comprendidas; en dicha respuesta de los padres estriba el poder satisfacer las necesidades del bebé. Si se logra llevar a cabo este proceso adecuadamente, el resultado será el desarrollo de un estilo de apego seguro. Como nos podemos dar cuenta, se trata definitivamente del proceso básico de comunicación entre los seres humanos, entre un emisor y un receptor, que a la larga se convierte en la base de un diálogo, de un tipo de comunicación y de un modelo en las relaciones sociales.

Cuando los padres son insensibles a las necesidades y señales de su bebé y las rechazan en repetidas ocasiones por períodos largos de tiempo, el tipo de vínculo que se desarrolla es a través de un estilo de apego inseguro o de evitación, puesto que la criatura no siente que sus señales hayan sido captadas y por ende sus necesidades tampoco fueron satisfechas. El tercer estilo de apego viene a ser el llamado desorganizado, en bebés aterrorizados por sus padres, quienes no sólo no captan o responden a las señales transmitidas, sino que se comportan en forma agresiva, violenta y en ocasiones llegan hasta el grado del abuso físico o sexual hacia la criatura. Este tipo de niños o niñas llegan a tener dificultades importantes en su desarrollo, como ya se ha visto en esta columna anteriormente. Siegel cree que aproximadamente un 55 por ciento de las personas tienen un apego seguro, contra un 45 por ciento que no lo tienen. En el presente, se ha desarrollado un tipo de entrevista específica en adultos para medir el estilo de apego de cada sujeto; se denomina entrevista de apego en adulto, y consiste en pedirles que recuerden sus experiencias de la infancia. Hay personas que no pueden recordar gran información de dicha etapa, se trata inclusive de sujetos que no están muy conscientes de sus cuerpos, ni que tampoco son sensibles a la comunicación no verbal. Por el otro extremo, hay quienes se recuerdan de su infancia con gran profusión de detalles, de modo que hasta guardan memorias de experiencias no resueltas que les preocupan mucho e interfieren con su trabajo como padres.

La teoría del apego en la actualidad ha cobrado una gran importancia para explicarnos el tipo de vínculo que se forma en los seres humanos desde muy temprano, y la forma que dicha relación, así como las experiencias tempranas, van a influir en el desarrollo de cada uno de nosotros como personas. Por lo mismo, Siegel usa definitivamente este modelo como parte de sus investigaciones y teoría del desarrollo, asociado como ya se dijo a los aspectos de desarrollo y cambios neurofisiológicos que se dan en el cerebro. (Continuará).

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