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Dr. Víctor Albores García

Cuadragésima Segunda Parte

El cine asimismo, como otra de las importantes manifestaciones de la cultura ha buscado mantener ese tipo de ideales sobre el matrimonio siempre feliz al estilo Hollywood que llega a ser el final de tantos filmes por un lado, pero que también ha tratado por otro lado de llegar a la desmitificación de dichos ideales rosas e ilusorios a través de relatos más realistas y confrontadores. Es interesante que en el presente un filme de animación, supuestamente dedicado a un público infantil, bajo esos típicos colores y personajes disneyianos a los que estamos acostumbrados en las caricaturas recetadas a los niños e incluso a los adolescentes en la televisión, esconda una fuerte e irreverente dosis de ironía y malicia en su muy propio estilo de crítica al sistema. Personificado por un fantástico ogro verde de los pantanos que viene a suplantar al príncipe azul de los cuentos, Shrek tanto en su primera como en su segunda parte, (muy presente en los cines actualmente) intenta aleccionarnos al proyectar sus muy caricaturescas y mordaces teorías sobre este tipo de matrimonios principescos ideales y los acontecimientos que le suceden posteriormente, así como sobre otros detalles al respecto.

Se trata del inicio de una serie, que quizás al estilo de Rocky, de Bond o de la Guerra de las Galaxias, idealmente nos podrá llevar por muchos capítulos a lo largo de la vida marital de esta pareja, para ilustrar las peripecias de los recién casados de siempre. Parece ser un intento para llenar entre los niños ese gran hueco que dejara Perrault, los hermanos Grimm y otros cuentistas de la época, autores de tantas de estas historias maravillosas, pero incompletas para el criterio actual, con las que hemos sido educados desde niños por muchas generaciones. Podría ser que los obstáculos de la moral, la religión, la censura o la conciencia tanto de su época como de parte de los autores mismos, los haya frenado al considerar que el hecho de relatar la intimidad de una pareja sobrepasaba por mucho los límites pudorosos de una clasificación X, que debería respetarse en pro de la educación de los niños de su época. Frívolamente y con un magnífico sentido del humor, Shrek sin embargo, parece intentar retomar esas historias para llevarlas más allá del final feliz, y de la incertidumbre romántica, para la satisfacción y la educación de los niños y también de los adolescentes, así como de tantos adultos que han permanecido todavía en aquellas etapas cuando menos en espíritu, sino es que también en imagen y pensamiento.

En su segunda parte, Shrek nos enfrenta con su pareja a una de las experiencias más importantes en la vida de los recién casados, no sólo al enfrentamiento cara a cara de uno con el otro, sino también a la presentación y al inicio de la relación con la familia política, empezando por los suegros. Una de las realidades básicas de un matrimonio, tiene que ver con reconocer que no se trata exclusivamente de la relación individual entre el esposo y la esposa, sino que más bien se trata de una relación y un contrato grupal que se lleva a cabo entre ellos y sus respectivas familias, con las reglas y expectativas no siempre muy claramente estipuladas. Es así como se inicia un conflicto importante de adaptación cultural, al enfrentarse entre sí no sólo personas de carne y hueso, con sus propias personalidades y temperamentos, sino que además entran ahí muchísimos otros factores tales como la educación, la cultura, el nivel socioeconómico, la historia, las tradiciones y el lenguaje, así como la forma de utilizarlo en cada una de estas familias, que naturalmente provienen de dos mundos bastante diferentes que buscan unirse para formar uno nuevo. Se trata generalmente de una misión bastante heroica, y en algunos casos una misión imposible.

Esta experiencia representa pues un conflicto que puede resolverse o no, a través de la capacidad de negociar que tenga cada uno de estos individuos (y sus familias), hasta poder obtener un equilibrio temporal que seguirá oscilando con altas y bajas durante el resto de sus vidas. Otra forma de resolución del conflicto será también a través de la procreación de los hijos y la forma y estilo en que se decida educarlos. A pesar de que hasta el momento con la segunda parte de esta película de Shrek, únicamente hemos llegado a la etapa de conocer a los suegros y de presentarse en la corte, es posible que las próximas secuencias nos llevarán más de cerca y dentro de la intimidad de la vida conyugal de ?esta pareja contemporánea?, con esas altas y bajas en su vida de casados. En ese sentido, parece entonces que filmes como éste, clasificados dentro de la categoría de ?infantiles? y por lo mismo ?sanos e inocentes?, no obstante su aguda crítica social y su delicada y humorosa ironía, sirvan como nuevos modelos para los niños de hoy, así como para los otros, los niños de corazón, que ya vivieron hace tiempo su infancia cronológicamente, pero quizás todavía no han podido abandonarla. Se trata quizás de un nuevo tipo de educación más acorde con las necesidades de la época, que ayude a abrir los ojos, hacia relaciones y experiencias más realistas.

Parece tratarse de una nueva fórmula más actualizada, de acuerdo a las experiencias y los conocimientos que viven nuestros niños electrónico-televisivos, para internarse más allá de esas puertas que tanto Perrault como otros autores de cuentos llegaron a cerrar tan delicadamente con esas sentencias finales de ?vivieron muy felices?. Tal vez en su época haya sido una fórmula adecuada y necesaria para los lineamientos que en ese entonces marcaban lo que se creía conocer sobre los niños, el nivel en el que se encontraban y el tipo de educación que se les debería dar. Sin embargo, viéndolo desde la perspectiva de nuestro naciente siglo, con los vertiginosos antecedentes de los últimos cincuenta años, nos damos cuenta que era una forma de tratar de esconder la relación marital bajo un estilo romántico y fantasioso, para convertirla ante los ojos no sólo de los niños, sino de todas las edades en un territorio mítico, irreal, mágico y secreto. Posiblemente tal forma de narrativa estuviera relacionada asimismo con la asociación del matrimonio y su intimidad con la sexualidad de las personas, y los múltiples tabúes que existían al respecto, un área amenazante y vedada definitivamente para las buenas costumbres. Sin embargo, para tantas generaciones ello resultó en una venda en los ojos que ha obstaculizado el tener una visión más real y necesaria sobre la relación matrimonial, una vez que se puede romper la zapatilla de cristal o dejar el corcel principesco en la caballeriza. (Continuará).

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