Las posibilidades de encontrar una salida negociada al conflicto que se vive al interior del Instituto Mexicano del Seguro Social se diluyen cada día. Las posiciones de las autoridades y del sindicato siguen encontradas, sino que radicalizadas y la amenaza de una huelga general se torna aún más grave.
El líder nacional del Sindicato, Roberto Vega Galina, sostiene que cualquier posibilidad de negociar con el Instituto resulta imposible y entonces lanza un abierto desafío: “Que los senadores legislen y a ver cómo nos toca”.
Anuncia que a partir del miércoles iniciarán paros escalonados en las áreas administrativas de esa institución para manifestar su inconformidad por la posible aprobación en la Cámara de Senadores de las reformas a la Ley del IMSS.
Por lo pronto, en Torreón, los trabajadores sindicalizados realizaron ayer un plantón frente a las oficinas de la Subdelegación y fueron los médicos, los más agudos respecto al tono y nivel del reclamo. En síntesis se dicen castigados por el Gobierno Federal y advierten que ahora se intenta endosar al sindicato la culpa por los problemas financieros en el Seguro Social.
Ponen el dedo en la llaga cuando advierten que el IMSS sufrió durante décadas de un manejo inescrupuloso y arbitrario, a conveniencia de los gobernantes en turno. Tal vez tengan razón y gran parte del desastre económico en el IMSS y en el resto de las instituciones de seguridad social se deba al uso y abuso de sus finanzas con fines politicos y electoreros.
Pero el problema amenaza con explotar hoy, y es por ello que se requiere con urgencia de cirugía mayor en un cuerpo al que siempre se le mantuvo a base de aspirinas. Llegó el tiempo de resolver, independientemente de quién tuvo la culpa o no de lo que hoy es el IMSS y la pesada carga que significa su regimen de jubilaciones y pensiones.