La amenaza sigue vigente: El primero de septiembre -el día del Cuarto Informe de Gobierno del presidente Fox- las organizaciones sindicales y campesinas que rechazan las recientes modificaciones al Régimen de Pensiones y Jubilaciones, realizarán movilizaciones, plantones, bloquearán carreteras e incluso podrían sabotear los servicios telefónicos y de energía eléctrica.
El escenario que plantean los más belicosos opositores a la reforma a la Ley del IMSS, es simple y llanamente de caos. Probablemente sólo estén jugando a los escenarios catastrofistas para presionar al Gobierno Federal, pero amagos de tal dimensión, no pueden ser tomados a la ligera.
Por lo pronto, el Gobierno Federal anunció que tiene listo un plan de contingencia para enfrentar la amenaza de posibles interrupciones en el servicio eléctrico y telefónico durante el día del Informe: soldados, marinos, policías federales y capitalinos vigilarán las instalaciones estratégicas.
A una acción, una reacción en el mismo sentido e intensidad: Amenazan con paralizar al país y la respuesta es que el Ejército lo impedirá.
El asunto es de tal gravedad, que vale la pena apostar a que sólo se trate de un duelo de amagos; que los líderes sindicales no acometan acciones que podrían perjudicar seriamente la marcha normal del país y que el Gobierno Federal no se vea obligado a dar la orden para frenar cualquier intento por boicotear servicios elementales como lo son el eléctrico y el telefónico, mediante el uso de la fuerza.
Ante la nueva posición del Gobierno Federal, por la advertencia que serán soldados, marinos y policías federales los que vigilarán las instalaciones estratégicas del país, aquellos que piensan que paralizando al país, podrán imponer sus puntos de vista, deben reconsiderar el tono y alcance de sus amenazas.