Con una Asamblea Legislativa dominada por el PRD, el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Andrés Manuel López Obrador, rindió su Cuarto Informe tal y como era predecible, sin obstáculos, sin violentas interpelaciones ni molestas silbatinas o carteles; con las voces de panistas y priistas acalladas por los intensos aplausos de los perredistas y con un discurso en donde dijo exactamente lo que quiso, sin siquiera tomarse la molestia de abordar el asunto de los videoescándalos.
Ponderó la obra pública, ya que según el Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática (INEGI), el Distrito Federal ocupa el primer lugar nacional en edificación de obras. Sin embargo omitió la información sobre los altos niveles de endeudamiento de su administración.
Aprovechó la oportunidad para lanzar fuertes mensajes políticos: “El poder sólo se convierte en virtud cuando se pone al servicio de los demás y mi Gobierno se apega a Derecho, estoy abierto al diálogo, tengo derecho como cualquier otro ciudadano a defenderme contra la arbitrariedad”. En clara alusión al proceso de desafuero en su contra, agregó que: “No voy a negociar mis principios, reitero, no cometí ningún delito, todo se ha fabricado para atajarnos con miras presidenciales al 2006, no es ético que nos quieran torcer a la mala” y a manera de reto, sentenció: “Es mejor, por el bien de todos, que nos ganen en las urnas”.
Para Andrés Manuel López Obrador, México vive una etapa de plena democracia, ya que aseguró que “Quienes suponen que me tienen en sus manos les recuerdo que en la democracia el pueblo es el que manda y decide, estoy en manos del pueblo y voy a llevar con responsabilidad mi legítima defensa”.
Ante el reclamo de algunos asambleístas del PAN ante el hecho de que en su Informe no se abordó el problema de corrupción; no se destinó ni una sola línea a los casos de los ahora prófugos Octavio Flores Millán, ex delegado de la Gustavo A. Madero o Gustavo Ponce Meléndez y tampoco sobre su ex brazo derecho René Bejarano filmado recibiendo fuertes cantidades de dinero a manos de Carlos Ahumada, el Mandatario simplemente se limitó a señalar que a él nadie lo podía acusar de ratero... y hasta el momento nadie lo ha hecho, pero eludió el cuestionamiento.
En fin, otro capítulo más en esta guerra mediática donde Andrés Manuel, el hombre que según las últimas encuestas arrasaría en las urnas si el día de hoy fueran los comicios para elegir al próximo Presidente de la República, sale bien librado.