El día de mañana, los ciudadanos de Durango están convocados a las urnas.
Al margen de las preferencias por tal o cual candidato; independientemente de la simpatía por determinado partido, es necesario que la población exprese su voluntad mediante el voto, ya que es su derecho, pero también una obligación cívica.
Lo único que no puede permitirse la ciudadanía es que la apatía reine en el proceso electoral que está por concluir, ya que significaría un distanciamiento en asuntos fundamentales que tienen qué ver con el presente y futuro cercano del estado.
La democracia implica por necesidad, la corresponsabilidad de la sociedad en todos y cada uno de los asuntos públicos y sin duda, las urnas significan un espacio ideal para expresar el sentir ciudadano.
El presupuesto básico refiere que los duranguenses habrán de definir el rumbo de la entidad para los próximos seis años, pero además, determinarán a quienes se les entregará la grave responsabilidad de conducir los esfuerzos para lograr mayores niveles de progreso y desarrollo a nivel municipal. También está en juego la conformación el Poder Legislativo local.
En suma, Durango vivirá mañana una jornada de vital importancia y por ello, es menester que los ciudadanos acudan a las casillas para manifestar la voluntad soberana del pueblo. La apatía es entonces, el enemigo a vencer.
Lo único que se podría lamentar es que sea el abstencionismo el fiel de la balanza, ya que una sociedad que no es capaz siquiera de expresar su voluntad, no tiene entonces el derecho de exigir cuentas a aquellos que luego asuman las riendas del poder.