La confrontación entre diferentes funcionarios de primer nivel en el Gobierno del Estado de Coahuila, dejó ya de ser una mera expresión de la pobreza que caracteriza el quehacer de la política, para amenazar el desempeño de aquellos que, primero, deben garantizar el progreso y desarrollo de la entidad y segundo, rendir cuentas a la ciudadanía sobre lo que hacen y dejan de ser, ya que finalmente no son más que funcionarios públicos obligados a ello.
El ejemplo más claro de cómo se puede contaminar la actitud y capacidad de respuesta de un funcionario, cuando en su agenda se prioriza la guerra sucia y subterránea que se agota en los golpes bajos entre aquellos que pretenden mediante las descalificaciones al contrario y los amarres con los grupos afines, conquistar la candidatura priista, se materializa en la figura de Jorge Viesca Martínez, secretario de Obras Públicas del estado.
Ante una serie de señalamientos y preguntas sobre los trabajos que se realizan actualmente en el Distribuidor Vial Revolución, que resulta de interés público para los ciudadanos de Torreón, el funcionario reacciona con molestia y se limita a responder con evasivas y tajantes monosílabos.
Lo más grave del asunto es que colaboradores y amigos del funcionario entienden los cuestionamientos como parte de un complot organizado en su contra por otro funcionario de primer nivel. En concreto, Moisés Camacho Mirazo, ex presidente de Canacintra, reduce todo lo que entiende como argumentos en contra del desempeño y posturas de Viesca Martínez, como parte de la estrategia para desacreditarlo por parte de “una organización política de altos vuelos”, patrocinada por el secretario general de Gobierno, Raúl Sifuentes.
Lo que debe lamentar la ciudadanía es que de hoy en adelante, el funcionario podrá reducir todo lo que no le agrade o moleste a un golpe más orquestado desde el mismo Palacio Rosa. Cómoda posición para aquellos que privilegian el hermetismo sobre la transparencia.
Habría que recordarle a los funcionarios que luchan hoy por amarrar la candidatura priista, que los ciudadanos, en concreto de Torreón, no merecen ser involucrados en asuntos de agenda grupal o interés personal y mucho menos que se les pretenda identificar como comparsas de uno o de otro cuando se trata de asuntos, como el Distribuidor Vial Revolución.
Los ciudadanos no desean a funcionarios que viven pensando en su futuro político; demandan servidores públicos eficientes y que entiendan como su obligación el despejar con argumentos sólidos, todas las dudas posibles.