Sumergida en una escalada interminable de descalificaciones, la clase política del país se ha dado poco tiempo para el diálogo productivo y ha privilegiado el jaloneo y el escándalo.
Todos los días conocemos consideraciones de los legisladores en relación a temas que no son de su competencia directa. Incluso algunos diputados prefieren dedicarse a actividades banales muy lejanas de la tarea para la que fueron elegidos.
En cambio, los representantes hacen poco por avanzar en la búsqueda de acuerdos en tópicos como las Reformas Estructurales, cuya discusión es fundamental para el crecimiento del país.
Al reclamo hecho por los otros segmentos de la sociedad –empresarios y organizaciones no gubernamentales, entre otros- se suman las universidades. Han aceptado la propuesta del Gobierno Federal de propiciar un escenario favorable para llegar a un consenso en la Reforma Fiscal y difundir el proyecto de Reforma del Estado.
En la vigésimo tercera asamblea ordinaria del Consejo de Universidades Públicas e Instituciones Afines, se acordó que esas casas de estudio se conviertan en foros de discusión y que desde allí se promueva entre los jóvenes el conocimiento sobre sus derechos ciudadanos a votar, el respeto a la legalidad y la conciencia a participar en asuntos públicos.
Al parecer, el pronunciamiento no es gratuito. Las instituciones públicas han declarado que enfrentan serios problemas para cumplir algunos de sus compromisos. En la misma sesión, se propuso al Gobierno Federal reactivar el programa de pensiones y jubilaciones con 500 millones de presupuesto adicional para este año. Dicho de otra forma, experimentan –como la mayoría de los mexicanos- los estragos derivados del rezago legislativo.
Las universidades son, en gran medida, las trincheras en donde se enfrentan puntos de vista distintos, donde surgen ideas de vanguardia, donde se procuran adelantos científicos y tecnológicos. Ojalá que llevar el debate a ese terreno contribuya a destrabar los grandes temas que el país requiere, porque la urgencia crece a cada día.