La recientemente concluida Reunión Interparlamentaria México-Estados Unidos, fue escenario de hechos sin precedentes y no por los temas que se agotaron en la agenda formal, sino por los juicios de valor que nuestros diputados y senadores expresaron sobre la política exterior de Bush, en la cara de sus pares estadounidenses.
En suma, los mexicanos dijeron lo que muchos desean, pero no se atreven o no encuentran los foros adecuados para ello: La política exterior de George W. Bush es beligerante, armamentista y violatoria de los derechos humanos.
En esta suerte de regaño a los estadounidenses por mantener un doble discurso, los mexicanos dejaron bien en claro que el mundo entero reclama al país más poderoso del planeta que se condene a Cuba y que incluso se anuncien medidas para precipitar la caída del régimen de Fidel Castro, mientras circulan esas imágenes indignantes de soldados estadounidenses torturando a prisioneros iraquíes.
Y no sólo eso, algunos diputados manifestaron su irritación por el trato que se les da a los mexicanos y extranjeros en general, del otro lado del Río Bravo: “Nos reciben en su territorio no porque son buenas gentes, sino porque nos necesitan para su economía. Nuestros connacionales van a trabajar, pagan impuestos y viven en la sombra”.
Queda aplaudir la valentía y entereza del grupo de diputados y senadores que representaron a México en esta Reunión Interparlamentaria y esperar que asuman la misma actitud de compromiso y visión en el trabajo del Congreso para sacar adelante los acuerdos que el país necesita.