Nuestra incipiente democracia tiene problemas. No sólo académicos, analistas advierten los riesgos de que la ciudadanía no encuentre ningún beneficio tangible en este transitar por el “cambio”, sino que los mismos líderes de partidos políticos y funcionarios de primer nivel han lanzado la voz de alerta sobre lo imperioso que resulta que nuestra democracia resulte operante.
Y es que la falta de acuerdos, el hecho de que los principales actores de la vida política del país se agoten en confrontaciones estériles y que –a manera de ejemplo- las Reformas Estructurales se encuentren estancadas en un laberinto donde los argumentos brillan por su ausencia y todo se reduce a posturas partidistas que responden a interés de camarilla y no a los de la nación, crean una sensación de desencanto que bordea en la frustración.
En el discurso, Vicente Fox reduce la suma de los encuentros y desencuentros de los últimos meses a los sinsabores de la democracia. La clase política en México no está acostumbrada al debate de las ideas y a la búsqueda de los consensos, pero la ciudadanía tampoco lo está al inmovilismo legislativo y a la ausencia total de acuerdos en la cúpula que detenta el poder público.
Es por eso que nuestra democracia tiene problemas. La ciudadanía se resguarda en la apatía ante el desorden y corruptelas en los partidos políticos y castiga con la abstención a quienes no han podido o querido responder a los justos reclamos sociales.
En los últimos procesos electorales para elegir al titular del Poder Ejecutivo Estatal en seis entidades federativas, poco menos de la mitad de los ciudadanos inscritos en el padrón acudieron a las urnas a sufragar. El demógrafo Carlos Vilalta, catedrático del Tecnológico de Monterrey, Campus Ciudad de México, pone el dedo en la llaga: “Es innegable que el abstencionismo es muy alto y una alta abstención es la mejor evidencia de que una democracia incipiente está en problemas, es un indicador de que algo no está funcionando”.
Y esto resulta extremadamente grave para cualquier nación, especialmente la nuestra que en teoría lucha por sacudirse lastres del pasado.