En este lastimoso espectáculo -impropio de una sociedad que lucha por ser moderna, plural y exitosa- que nuestra clase política se afana en llamar “detalles de la democracia”, los mexicanos presenciamos un episodio más de la larga telenovela en que se ha convertido la confrontación entre el Gobierno Federal y el Gobierno del DF.
Por un lado, los legisladores del PRD y PRI coincidieron en que las fotografías donde aparecen Manuel Bribiesca Jr., hijo de Marta Sahagún y el hermano del Presidente, Cristóbal Fox, con Carlos Ahumada, son evidencias que la PGR debe tomar en cuenta para investigarlos.
Por el otro, integrantes del Comité Ejecutivo Nacional del PAN pidieron al dirigente del PRD, Leonel Godoy, que se deje de “chismes de lavadero”, abandone acusaciones irresponsables contra la familia del presidente Vicente Fox y promueva una “política de altura” para destrabar el diálogo con el Gobierno.
Mientras tanto, Andrés Manuel López Obrador dijo que no caería en provocaciones y evitó responder al secretario de Gobernación, Santiago Creel, quien la víspera criticó a políticos que hablan de democracia y toleran la corrupción.
En fin, otra fuerte dosis de dimes y diretes. Lo único que queda por peguntar es si los mexicanos tendremos estómago suficiente para aguantar hasta 2006, con un ejercicio de la política de estas características.