Tal y como lo habían anunciado, los trabajadores sindicalizados del Instituto Mexicano el Seguro Social tomaron las calles de prácticamente todo el país, para manifestar su repudio a las pretendidas reformas a la Ley del instituto, sobre todo en los rubros que se refieren al régimen de jubilaciones y pensiones.
En Torreón, Gómez Palacio, Saltillo y Durango, al igual que en prácticamente todas las ciudades importantes del país y –por supuesto- el Distrito Federal, donde marcharon cerca de doce mil sindicalizados, se escuchó la voz de aquéllos que ven en las reformas a la Ley no más que una “embestida de legisladores y del Gobierno de Vicente Fox” en su contra.
Cumplieron la advertencia sólo para lanzar otra y demostrar su fuerza y capacidad de movilización: ahora amenazan con una huelga general en caso de que la iniciativa logre avanzar en San Lázaro.
El asunto que debe preocupar a todos y ocupar a aquéllos que entienden que el actual régimen de jubilaciones y pensiones simplemente es insostenible, ya que golpea en forma directa la de por sí precaria situación financiera del IMSS y por lo tanto, coloca en peligro la viabilidad del sistema de seguridad social.
Cabe destacar que los legisladores priistas intentan prorrogar la instalación de la Permanente en el Congreso, pero no para frenar la iniciativa, sino únicamente para que las eventuales modificaciones no impacten en los resultados electorales en los Estados donde están por llevarse a cabo comicios.
Otra vez, los mexicanos nos enfrentamos ante una situación de extrema gravedad, en donde el análisis frío que pondere el interés superior de la patria y las mayorías, debe ceder su lugar al interés de grupo y a las coyunturas políticas. Sólo queda esperar.
