Aunque las autoridades intenten negarlo, el narcotráfico ha ganado terreno en los últimos años en Coahuila. Ejemplo de esto es la balacera ocurrida el pasado viernes a las 17:30 horas en la confluencia que forman el callejón 16 y avenida Durangueña.
Los hechos violentos se relacionan con la liberación de César Sánchez Alvarado, “El César”, quien un día antes recibiera un disparo en la región occipital. “El César” estuvo un año recluido en el Cereso de Gómez Palacio, Durango, por delitos contra la salud.
La vida nocturna de Torreón ofrece la posibilidad de conseguir cualquier tipo de sustancias. Las drogas de moda en la clase media como “tachas” y “éxtasis” están al alcance de la mano. Es problema es más grave debido a la falta de confianza que existe por parte de la sociedad en los cuerpos policíacos. Credibilidad que sufrió su golpe más severo el pasado mes de enero, cuando salió a la luz pública que elementos de distintas corporaciones policíacas recibían jugosos pagos por dar protección a conocidos “puchadores”.
Colonias de la periferia como la Primero de Mayo, La Fe y San Joaquín entre otras, son el campo de acción de estas bandas que ahora tras la liberación de “El César” se encuentran en un proceso de reacomodo territorial.
Y aunque el procurador de Coahuila, Óscar Calderón Sánchez, ubica el problema en la frontera del estado, es necesario que se tomen medidas preventivas para que Torreón no pierda la característica de ser una ciudad segura.
Los focos rojos comienzan a encenderse. La peor estrategia que pudieran realizar las autoridades sería calificar los últimos acontecimientos de hechos aislados, por lo que son necesarias acciones concretas para combatir el problema.
