En su defensa, el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Andrés Manuel López Obrador, dice que no sabía. Desconocía los tratos sucios de su brazo derecho y operador político, René Bejarano, con Carlos Ahumada; no sabía de los frecuentes viajes a Las Vegas de su tesorero Gustavo Ponce y mucho menos los nexos de éste con el empresario argentino.
Tampoco sabía de los planes de los asambleístas de tomar por asalto la tribuna de San Lázaro y que gracias al espionaje tan de moda en nuestro país, se puede probar que al menos dos funcionarios de primer nivel de su administración, Martí Batres y Alejandro Encinas, estaban al tanto, pendientes y hasta “ratificando instrucciones”.
Andrés Manuel, el hombre que según todas las encuestas nacionales, sería el próximo Presidente de la República si las elecciones fueran el día de hoy, simplemente no estaba informado, o al menos eso es lo que asegura.
Finalmente el llamado “Peje” -por su impronta tabasqueña- sigue cobijado por el manto que le otorga la mayoría de los ciudadanos y que no cuestiona hasta dónde se puede extender el complot como fuente de todo señalamiento en su contra y que menos duda de una versión para cualquier otro insostenible, de que se ignora qué hacen o dejan de hacer los hombres más cercanos, los operadores y funcionarios de su círculo más cercano.
Por lo pronto y en medio de la crisis política que se vive en la capital, el gabinete del Mandatario capitalino saldrá a las calles para limpiar la Ciudad de México. Ayer jueves, mientras la PGR confirmaba que se catearían más viviendas relacionadas con el binomio Ahumada-Ponce, el Jefe de Gobierno informó que convocará a ciudadanos a participar con sus secretarios y trabajadores en un programa emergente de mejoramiento de la imagen urbana.
Hay asuntos que son importantes, como limpiar las calles del DF y hay otros que no tienen la menor importancia, como el que René Bejarano se llenara los bolsillos con dinero de Ahumada; que el ex tesorero del DF fuera considerado como un visitante VIP en Las Vegas y aún el asalto al Congreso... según la óptica del inocente y libre de toda culpa Andrés Manuel López Obrador.
