La premisa es simple: en materia de justicia, la ineficiencia es también corrupción.
El consejero del Colegio Regional de Abogados de La Laguna, José Lorenzo Natera, sostiene que la incorrecta y deficiente integración de las averiguaciones previas permite que los presuntos vendedores de drogas al menudeo recuperen su libertad con relativa facilidad y esto, en todo el país, alimenta el nivel de impunidad.
Y lo más contundente: “Las fallas a veces son intencionales o no intencionales, se supone que el Ministerio Público Federal está bien preparado para cumplir su función, por eso resulta extraño que las averiguaciones previas estén integradas incorrectamente”.
Esto respondería la pregunta que lanzó al aire en días pasados el director de Seguridad Pública en Torreón, Javier Gutiérrez Pesquera: ¿A qué estamos jugando? Bueno, pues la respuesta es a la simulación.
La ex juez penal y ex magistrada del Tribunal Superior de Justicia, María Elena Rebollozo Márquez, sentencia por su parte que la corrupción en el sistema judicial existe y seguirá existiendo mientras que la sociedad lo permita.
Pero el asunto tiene profundas raíces como la propia María Elena Rebollozo señala: En muchas de las universidades, los propios maestros abogados ya les inculcan a los estudiantes de Derecho, “cómo hacer la transa, dejando de lado los principios y las ideologías; por comentarios de los propios muchachos recién salidos de la Escuela de Derecho, se sabe que ya vienen con esa mentalidad de corrupción”.
Y como puntilla para los que aún guardan esperanzas, la abogada relata su propia experiencia: “Yo he tenido que correr de mi despacho a tres jóvenes pasantes que no respetan las reglas de cero corrupción, pero ya vienen contaminados de la Facultad; es una lástima”.
Y efectivamente, es una lástima. En ocasiones, la pretendida lucha contra el narcotráfico y específicamente, contra el “narcomenudeo” pareciera perdida en el pantano de la simulación, la ineficiencia y la corrupción.