El llamado “Abogado del Diablo”, Juan Velázquez, el mismo que en su cartera de clientes tiene nada menos que a los hermanos Salinas de Gortari, al ex presidente Echeverría y al Sindicato de Petróleos Mexicanos en el asunto del “Pemexgate”, pone las cosas en perspectiva: En México no hacen falta penas más severas, sino eficientar a las instituciones encargadas de impartir justicia.
Simple: de nada sirve que un delito se castigue con muchos años de cárcel, si al delincuente no se le logra poner tras las rajas; o bien, se le detiene y por problemas en la integración de la averiguación previa, los errores que casi por sistema cometen nuestros policías ministeriales, por las “pifias” del Ministerio Público o bien por algún detalle en el juzgado, llámese corrupción o ineficiencia de un juez, el infractor termina libre.
El problema de México no son sus leyes, sino el que éstas se conviertan en letra muerta; la gran asignatura pendiente es el alto nivel de impunidad que campea a lo largo y ancho del país.
Sobre Rogelio Montemayor, el ex gobernador de Coahuila y ex director de Pemex, Juan Velázquez confirma lo que resulta ser ya la vox populi: llegará a México y no tocará la cárcel, simple y sencillamente porque las autoridades no tienen con qué mantenerlo tras las rejas. Independientemente de que sea culpable o no de los cargos que se le imputan, su expediente está mal integrado, un pay de queso para abogados tan experimentados en eso de abrir las ventanas que nuestro sistema de justicia mantiene sin llave.
Finalmente la inseguridad pública, ésa que tiene qué ver con los delitos de “cuello blanco”, pero mucho más con los que lesionan a la sociedad en su conjunto, como los secuestros, los homicidios, los asaltos y las violaciones, crece y se alimenta de la impunidad… y México carga una pesada losa en este material.
