Las posibilidades de cerrar el capítulo de las reformas al Régimen de Jubilaciones y Pensiones en el IMSS, sin correr la peligrosa aventura de una huelga general, parecen agotarse.
El día de ayer, el líder nacional del Sindicato Nacional de Trabajadores del Seguro Social, Roberto Vega Galina, dio por cerrada, muerta y enterrada, cualquier posibilidad de negociar con las autoridades, especialmente del Instituto y de la Secretaria del Trabajo y Previsión Social.
Y aún más, anunció que esta semana presentará un amparo por revisión salarial; pedirán aumento salarial con toda la intención de allanar el camino para una huelga en el IMSS. Con esta, su posición ahora radicalizada, aumenta la posibilidad de que se cumpla la amenaza y se intente paralizar al país el primero de septiembre.
Con la espada desenvainada, el líder sindical asegura que alrededor de 250 mil empresas evaden el pago de cuotas al IMSS, y que es ahí donde radica el problema, la escencia de la descapitalización y pérdida de competitividad del Instituto, lo que en forma líneal debe leerse como que los líderes sindicales no estan dispuestos a ceder un ápice, ya que creen firmenente que les asiste la razón.
A esto hay que sumar la advertencia del dirigente de la Unión Nacional de Trabajadores, Francisco Hernández Juárez, que por lo bajito dice que el primero de septiembre su agrupación cercará cada esquina de la sede de la Cámara de Diputados. Señaló que el día del IV Informe de Gobierno del presidente Fox, agremiados de sindicatos diversos están dispuestos de promover y aún imponer una falta colectiva: no asistirán a sus trabajos para participar en mítines o manifestaciones.
En suma, México entero enfrenta otra semana de amenazas e incertidumbre, con el agravante de que la voluntad y aun capacidad para buscar soluciones negociadas parece brillar por su ausencia entre los principales actores de este conflicto.
