La ansiedad que provocan los micrófonos, es una enfermedad nueva que experimenta la clase política del país. El impacto de los medios es innegable, sin embargo en la actualidad las declaraciones contundentes ocupan los principales espacios sustituyendo a las ideas.
Un ejemplo de lo anterior es Vicente Fox, quien desde los tiempos de las “víboras prietas” y las “tepocatas”, apostó por declaraciones sin sustento que lo llevaron a la Presidencia de la República pero que hoy se han convertido en su peor pesadilla, así pues los gazapos del lenguaje y las promesas incumplidas han sido su principal característica.
Es tal el impacto de las cámaras que los políticos se cuidan de no ser retratados fumando, de tener la corbata derecha y la cara sin vestigios de sudor, después de todo la imagen es lo más importante.
A nivel local, los alcaldes albiazules son quienes han mostrado mayor enamoramiento por los micrófonos. Así, Guillermo Anaya, no ha dudado en declarar que acabará con el clandestinaje, que cambiará las vialidades, que el progreso no se negocia y otras tantas promesas que se quedan sólo en eso. En Lerdo ningún funcionario puede dar información mas que la Alcaldesa. Así pues, Rosario Castro lo mismo opina de ecología, que de justicia, de finanzas y todo lo concerniente al municipio.
Los ejemplos son muchos, pero la gran conclusión es que en la actualidad para los políticos es más importante la forma que el fondo, basta con ver la telenovela de los videoescándalos.
