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Nuestro concepto/Minisalario

Por segundo año consecutivo, el incremento al “minisalario” queda corto ante las expectativas inflacionarias. Nace entonces, rebasado, diluido y sin que signifique en los hechos un beneficio real. El poder adquisitivo de los trabajadores se ve nuevamente mermado, sobre todo en aquellos sectores en donde una familia debe subsistir con lo que representa sólo tres o cuatro veces, el referente fijado por la Comisión Nacional del Salario Mínimo.

No debe extrañar entonces, que cada vez más mexicanos prefieran arriesgar su subsistencia mediante la búsqueda de la solidaridad social –lástima en muchos de los casos- limpiando parabrisas de los autos, vendiendo chicles o simplemente pidiendo ayuda, donde logran mayores recursos que en algún trabajo donde se pague uno o dos minisalarios.

El salario mínimo es sólo un referente, ya que desde hace décadas dejó de cumplir su propósito original, el cubrir el costo de una canasta básica. Resulta totalmente irreal el pretender que una familia pueda subsistir con 42 pesos y once centavos al día, como tampoco lo puede hacer con ese incremento del cuatro por ciento (un peso con 52 centavos) y que no significa más que 1.7 bolillos, 217 gramos de tortilla o en el mejor de los casos, medio jitomate “saladet”.

Estadísticamente, según el Instituto Mexicano del Seguro Social, sólo una pequeña proporción de la población empleada en el sector formal de la economía trabaja por un salario mínimo (6.66 por ciento), sin embargo, los rangos de ingreso en México aún son muy bajos, ya que el 60 por ciento de los mexicanos no gana más de cuatro mil pesos al mes.

Ante un escenario tan desalentador, el secretario del Trabajo, Carlos Abascal Carranza, llamó al sector empresarial a que otorgue un incremento mayor a los salarios para que la inflación esperada para el próximo año no aniquile la ganancia.

Por su parte, el presidente del Congreso del Trabajo, Víctor Flores Morales, señaló que ante las informaciones periodísticas sobre el aumento salarial se generó inconformidad y nerviosismo entre los trabajadores, lo cual no es para menos.

Al final de cuentas, los llamados quedan solamente en buenos deseos, ya que la economía del país no responde satisfactoriamente a las demandas de la clase trabajadora que día a día, ve como suben los precios y el dinero en su bolsillo disminuye... y parece que esta suerte de círculo vicioso continuará, al menos el próximo año.

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