Si la declaración hubiera sido hecha por un miembro de otra administración gubernamental de algún otro país, posiblemente podría ser tenida como creíble. Pero viniendo del subsecretario de Estado para Asuntos Interamericanos, del gobierno norteamericano, Peter DeShazo, la declaración de que EU ha financiado grupos venezolanos que lo mismo apoyan que repudian al presidente Hugo Chávez se interpreta como una nueva intromisión de la administración de Bush.
De acuerdo con la versión del citado funcionario el apoyo otorgado por los EU ha ido a parar a “entidades (venezolanas) que fomentan y apoyan las instituciones democráticas” de aquel país lo que constituye una doble violación, pues por una parte se violenta la normatividad de Venezuela al recibir apoyos económicos provenientes de un Gobierno extranjero y por otra la internacional al intervenir de esa forma en la vida doméstica de ese país.
Tal parece que el Gobierno de la Casa Blanca tiene dudas respecto a si Chávez permanecerá en el poder o si será derrocado por sus opositores y por ello ha destinado apoyos financieros a unos y otros de manera que cualquiera que sea el resultado los intereses norteamericanos queden protegidos; aunque lo más probable es que le apueste al derrocamiento en razón de la relación existente entre el Presidente venezolano y Fidel Castro.
Sin embargo, esos actos de financiamiento constituyen un nuevo intento de la administración Bush, por interferir en asuntos que son de la exclusiva competencia del pueblo venezolano, violando el principio internacional de la libre determinación de los pueblos. Nada extraño sería que se diera el caso de que apoyen un golpe de Estado con tal de asegurar sus intereses petroleros, pues ante las acusaciones de Chávez hacia Washington poco debe esperar Bush de éste en materia de cooperación energética.