Por fin hay algo qué agradecer a Vicente Fox: se está volviendo realista.
El miércoles, ante banqueros y empresarios, precisamente en la comida por el 120 aniversario de Banamex, el Presidente de la República reconoció que el país vive actualmente momentos delicados y difíciles.
Lejos de la tónica desbordadamente optimista que había caracterizado sus discursos en las últimas semanas, Fox acepta que a su Gobierno le faltan operadores políticos.
En este nuevo juego de precisiones a destiempo, Don Vicente compara a los males del país con un cáncer difícil de extirpar: corrupción, impunidad, secuestro, narcotráfico y “mentira política y engaño”. Total, lo que todos los mexicanos sabemos desde hace décadas y que él prometió erradicar hace cuatro años.
Ante los hombres que manejan el dinero en nuestro país, Fox dijo que “se puede decir que el Gobierno Federal no tiene operadores políticos, pero la realidad es que la responsabilidad del cambio es de todos, es de los tres Poderes, es de la sociedad en su conjunto, no sólo del Gobierno Federal”.
En el fondo, tiene razón, salvo por el hecho de que actualmente no existen los mecanismos que garanticen una corresponsabilidad efectiva de la sociedad en la toma de decisiones.
Pero en la forma, con este tipo de afirmaciones, coloca al presidenciable secretario de Gobernación, Santiago Creel, en una situación, por lo menos, incómoda. Resulta que el hombre que despacha en Bucareli es el responsable de la política interior y por lo tanto el máximo operador del Gobierno Federal.
Después, en Hidalgo, el señor Presidente utilizó la imagen de un avión en vuelo para describir al país: “estamos pasando por turbulencia, como pasa casi cualquier vuelo en el aire, hay pequeños momentos de turbulencia, pero créanmelo que el país sabe bien a dónde va, sabe bien cómo va a llegar ahí”. Qué afortunado que al menos alguien o algo sepa a dónde vamos.
En suma, un poco más de Fox, pero que ahora se antoja un poco más realista.