Pareciera que no se ha registrado ningún tipo de aprendizaje y que no obstante que México vive hoy en plena transición hacia la democracia –hasta donde dio el cambio- a la única que le sigue haciendo “justicia la Revolución” es a la alta burocracia.
El Centro Latinoamericano de Administración para el Desarrollo, (CLAD), realizó un estudio a solicitud del Banco Interamericano de Desarrollo, (BID), donde se reveló que los altos funcionarios del Gobierno mexicano tienen sueldos 29.6 por ciento mayores que los ejecutivos que ocupan posiciones similares en la iniciativa privada.
Y aún más: México es el único país entre las principales naciones de América Latina donde los altos funcionarios ganan más que sus contrapartes del sector privado. Para comprender a cabalidad el nivel de privilegio de que gozan los altos funcionarios, baste señalar que sus salarios en promedio son 40 veces mayores que el ingreso per cápita de un trabajador común y corriente, de esos que apenas superan los tres o cuatro salarios mínimos.
Los secretarios del actual gabinete ganan en teoría sueldos modestos, pero sólo si se les compara con las compensaciones mensuales que, además, están garantizadas, sin importar el desempeño de los funcionarios. A manera de ejemplo y según datos oficiales, el coordinador de Políticas Públicas de la Presidencia, Eduardo Sojo, tiene una compensación garantizada nueve veces mayor que su sueldo base y la presidenta del Conaculta, Sari Bermúdez, tiene una compensación ocho veces mayor que su sueldo base.
A lo anterior hay que agregar que el 83 por ciento de los trabajadores mexicanos bajo contrato colectivo de trabajo perdieron su bono de productividad en los últimos diez años. Guillermo González, secretario general de Federación Nacional de Asociaciones Sindicales Autónomas, aseguró que para lograr el bono de productividad han tenido que cambiar de estrategia, ahora llegan a las negociaciones con las empresas con propuestas en mano. En suma, cada día es más difícil acceder a un extra, tal y como lo marca el hostil contexto de nuestra economía.
Pero los altos funcionarios, la selecta clase privilegiada de la alta burocracia no debe preocuparse, sus bonos y compensaciones están asegurados, independientemente de que no logren ningún acuerdo y mucho menos, beneficios concretos para la ciudadanía, justo para lo que están.