En los últimos días la administración de Matamoros se ha ubicado en el ojo del huracán. Los problemas no son nuevos, pero sí han hecho crisis, dejando en evidencia la falta de oficio político del alcalde, Felipe Medina Cervantes.
El pasado viernes un grupo de regidores, incluyendo a priistas, ofreció una rueda de prensa para anunciar que promoverían un juicio político contra el edil para buscar su destitución. El motivo: las constantes irregularidades.
Mientras que Felipe Medina dice que el tesorero renunció, el funcionario lo niega y atribuye la decisión a una pelea que tuvo con el hermano del presidente municipal. El Cabildo ya solicitó una auditoría, ya que según los regidores existen muchas anomalías en el manejo de los recursos públicos.
Ayer, para desgracia de los matamorenses, vuelven a ocupar la primera plana del periódico debido a la venta de cerveza en domingo, violando así la Ley seca. Problema que en innumerables ocasiones ha sido denunciado por los medios de comunicación, por los habitantes del Municipio y que el alcalde siempre niega, atribuyéndolo a golpes políticos. Basta recordar la agresión de la cual fueron objeto representantes de El Siglo de Torreón en el ejido El Cambio, por denunciar la venta clandestina.
Causa preocupación la declaración del director de alcoholes, Juan José Zárate, quien dice desconocer cuántas licencias ha otorgado el Cabildo, que no tiene el número de inspectores suficientes y por ende no tiene el apoyo para realizar su trabajo. También preocupa el hecho de que la venta de cerveza se haga frente a elementos de la Dirección de Seguridad Pública de Matamoros y éstos no actúen, convirtiéndose en simples espectadores del ilícito.
La población se encuentra molesta con el desempeño de Felipe Medina, los regidores también. Matamoros es un municipio importante con miras a las elecciones para gobernador de Coahuila y tal vez ésta sea la apuesta del alcalde, quien presume de una gran amistad con el secretario de Gobierno, Raúl Sifuentes, y por este motivo desestima las reclamaciones del Cabildo, pero lo más grave, es que no escucha a quienes lo llevaron al poder, al pueblo de Matamoros.