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Nuestro concepto/Punto crítico

Con el anuncio del retiro de la embajadora en La Habana, Roberta Lajous y el emplazamiento a los diplomáticos cubanos a abandonar el territorio nacional, las relaciones entre México y Cuba llegan a su punto más álgido en la historia reciente. El vínculo oficial entre ambas naciones se limitará a mantener “encargados de negocios”, es decir que dichos lazos estarán en el nivel más bajo.

El sábado por la mañana, como parte de su discurso por la conmemoración del primero de mayo, el presidente cubano Fidel Castro dijo que el prestigio y la influencia ganados por México en el ámbito internacional se habían convertido en cenizas tras el apoyo de las autoridades a una condena contra la isla en la Comisión de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas.

Antes de que ese día concluyera, la ruptura ya amenazaba al vínculo entre ambos países: el secretario de Gobernación, Santiago Creel, advertía que habría una respuesta “puntual y completa al asunto”. Mientras tanto, el canciller Luis Ernesto Derbez reclamaba airado las pruebas de un posible complot maquinado en las altas esferas de la política nacional –según confesiones que el empresario Carlos Ahumada habría hecho a autoridades de la isla- en contra del Gobierno del Distrito Federal.

Por su contundencia, la respuesta dada a conocer ayer por los secretarios de Gobernación y de Relaciones Exteriores de nuestro país representa una situación más espinosa incluso que aquel contrapunto de presidentes que protagonizaran Vicente Fox y Fidel Castro en abril de 2002, en donde el comandante cubano demostró que su homólogo mexicano le había pedido retirarse anticipadamente de la Cumbre de la ONU sobre el Financiamiento al Desarrollo que se celebraba en Monterrey.

Ricardo Pascoe, ex embajador de México ante el Gobierno de Fidel Castro, declaraba anoche que la tensión entre las autoridades de ambos países no refleja el verdadero el sentir de los pueblos. Por el bien de las dos naciones, que en otros momentos de la historia se han conducido con cercanía, es de esperarse que las fricciones y diferencias que hoy acusan ambos Gobiernos puedan salvarse por las vías diplomáticas correspondientes.

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