Cualquier observador del acontecer político nacional podría considerar que la posición adoptada por la señora Marta Sahagún de Fox no pasará de las meras palabras con las que la Primera Dama deja entrever su intención de convertirse en candidata a la Presidencia de la República por el Partido Acción Nacional en la contienda del año dos mil seis. Sin embargo hay quienes no lo estiman así y por lo visto están convencidos de que Marta intenta apoderarse de la candidatura por ese partido.
Otro tanto se advierte que consideran algunos integrantes del Partido de la Revolución Democrática, pues unos y otros buscan colocar obstáculos para evitar cualquier intento de Marta por competir en la próxima elección presidencial y de una u otra forma intentan cerrarle el paso a fin de que desista de una vez por todas de tan cuestionable pretensión, que sin lugar a dudas atenta materialmente contra el principio de la no-reelección.
Es por ello que hacia el interior del PAN, como lo declaró recientemente el diputado Fernando Guzmán, se trabaja en un mecanismo legal a fin de que Marta no pueda competir por la candidatura, mientras que un grupo de asambleístas del Distrito Federal, afiliados al PRD, anuncia que promoverán una denuncia penal contra la esposa del Presidente y la fundación Vamos México, acusándola de tráfico de influencia, fraude fiscal y uso indebido de funciones, entre otros delitos.
¡Qué necesidad!, tiene Marta Sahagún de verse envuelta en escándalos y hasta en acciones de repudio del partido al que pertenece por el solo hecho de sostener con palabras un proyecto que es a todas luces inviable en las condiciones actuales del país y dada su posición de Primera Dama. Más le valdría concretarse a su función desde la cual puede hacer mucho bien a los grupos más desprotegidos, sin estar ambicionando posiciones políticas, ni haciéndole con ello daño a su esposo.